martes, 31 de julio de 2012

Cronistas: Cristian Alarcon

Licenciado en Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata. Ganador de la Beca Clarín-Fundación Noble y del Premio TEA como mejor periodista de Diarios, 2001. En 2006 recibió el premio Samuel Chavkin a la integridad periodística en América Latina, otorgado por la North American Congres of Latin America, NACLA, en Nueva York. Fue finalista del premio de Crónicas Seix Barral (2006). Profesor de la Maestrías de Periodismo de la Universidad de San Andrés y el Diario Clarín; y de la Maestría de Periodismo de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata. Profesor en visita del Master de Periodismo de la Universidad de Columbia en Barcelona y de la Universidad de Los Andes, en Bogotá. Becario de la Fundación Nuevo Periodismo Latinoamericano en el taller de Riszard Kapuszinsky. Fue redactor de policiales, corresponsal de radios, productor y documentalista. Durante siete años escribió sobre violencias, conflictos y tensiones de las ciudades en Sociedad y Cultura del diario Página/12. Luego continuó sus investigaciones y crónicas en la revista TXT y en las revistas Rolling Stone. Cambio, Lateral, Planeta Humano y Gatopardo. Durante el 2004 fue uno de los creadores y Director General del Intercambio Cultural “Buenos Aires y Medellín se miran y se encuentran”, un evento sobre nuevas formas de construcción de ciudadanías, arte político y vanguardias estéticas argentinas. Cofundador de la organización de derechos humanos, Asociación Miguel Bru. Autor del libro “Cuando me muera quiero que me toquen cumbia” Aqui te dejo un fragmento de estaCuando me muera quiero que me toquen cumbia 2012 , de Editorial Norma. Actualmente trabaja en “Transas”, un nuevo libro de no-ficción.Algunas de sus obras son Cuando me muera quiero que me toquen cumbia,Si me queres quereme transa..

“Su hijo está muerto. Ahí está, no lo toque”. En el piso de tierra yacía Víctor, con la frente ancha y limpia que le dio sobrenombre, sobre un charco de sangre, bajo la mesa donde escribían el parte oficial de su muerte. 

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