jueves, 29 de agosto de 2013

Crónicas de la tragedia: "Un susto para el olvido"

Ésta es la historia de un matrimonio de mediana edad que vive en un edificio de Balcarce y Salta en el séptimo piso.
Carmen tiene un problema respiratorio que la obliga a estar en silla de ruedas. Ese martes 6 de agosto, como todos los días, su marido iba a darle de comer al perrito de su hija que vive sólo a una cuadra de allí. Ella queda al cuidado de una enfermera.
De repente escuchan como un silbido muy fuerte, la enfermera sale corriendo hacia el balcón y de pronto la explosión. La enfermera se arroja sobre ella para cubrirla de los vidrios. Cuando ellas se dan vuelta y reaccionan, ven que la medianera que compartían con el departamento vecino literalmente había desaparecido. Por suerte vinieron los bomberos muy rápidamente a rescatarlas y ya el marido de Carmen estaba afuera, muy preocupado, esperándola.

martes, 27 de agosto de 2013

Crónicas de la tragedia: "La explosión de sentimientos"


                                         
Se levanta el sol comenzando el día martes 6 de agosto. Rosario, una ciudad trabajadora, siempre sintiendo el ruido de la urbanidad, moviéndose sin parar.
Ese mismo día todo, todo rosarino sintió el doloroso estallido de la explosión de un edificio a causa de una pérdida fuerte de gas. Cada uno de nosotros sintió el dolor de cada familiar, amigos, conocidos, todos sentimos un dolor  adentro porque nuestra ciudad estaba en duelo.
Toda persona que vivía en esos departamentos, perdió todo. La gente fue testigo, vio volar por el aire pedazos de pared, colchones, remeras.
Pudieron ver volar la vida de esa gente. Se sintió de norte a sur y de este a oeste, todo rosario sintió ese dolor punzante adentro.
Un sobreviviente, joven de 30 años contaba que no vio muertos pero escuchaba que los gritos llegaban de todos lados: "A pesar de que no podíamos ver por dentro la situación, todos pudimos escuchar los gritos de ayuda, dolor y escuchar las lagrimas cayéndose de los rostros de los heridos".
¿Que siente uno al vivir algo así? ¿Que siente saber que una ciudad tan hablada, por una semana fue silencio? Esto no tiene olvido pero cada uno hizo historia ayudando uno a otros como ciudad que somos.

                                           






lunes, 26 de agosto de 2013

Crónicas de la tragedia: "Un triste regreso"

Cerca de las 10 de la mañana se sintió un fuerte estruendo en pleno centro de la ciudad, fue de tal impacto que en distintos puntos de Rosario se hizo oír. 
El detonante fue cuando un empleado de Litoral Gas estaba cambiando el regulador de gas de un edificio que se encuentra en Salta 2141, a pocos metros de Boulevard Oroño. 
Pocos instantes después del estallido que se sintió varias cuadras a la redonda, restos de ventanas, puertas y persianas se encontraban sobre la calle. Al mismo tiempo, apenas llegaron los bomberos y otras unidades de control urbano, comenzaron a resguardar a las personas que aún seguían en la estructura afectada.
El impacto de volver a casa y encontrarse con un espectáculo dantesco fue fuerte. Muchos salieron en estado de shock y por esto fue clave la asistencia de los profesionales en salud mental. En medio de la tristeza, los rescatistas trabajaban a destajo y los voluntarios ofrecían bebidas, alimentos, compañía y consuelo. Todos estaban dispuestos a ayudar.

Crónicas de la tragedia: "Presidenta"

-¡Presidenta, Presidenta!, grité entre las discusiones de los vecinos que la aplaudían o abucheaban como si pelearse entre ellos rescatara a alguna persona de los escombros.
- Presidenta, no quiero pelear, basta de discusiones, quiero buscar a mi hermana, ¡ Vayamos todos a buscar a mi hermana!
Mi voz era la que se escuchaba más fuerte y clara entre el revoltijo de gente con una sensación de angustia, temor e impaciencia.

martes, 20 de agosto de 2013

Revolución industrial

Segunda Revolución Industrial

Telégrafo


El telégrafo es un dispositivo que utiliza señales eléctricas para la transmisión de mensajes de texto codificados, mediante líneas alámbralas o radiales. Reemplazó a los sistemas de transmisión de señales ópticas de semáforos, como los diseñados por Claude Chappe para el ejército francés, y Friedrich Clemens Gerke para el ejército prusiano, convirtiéndose así en la primera forma de comunicación eléctrica. Utilizaba una bandera basada en el alfabeto y dependía de una línea de visión para la comunicación. La comunicación terminaba a una distancia era detectada por la cantidad de gas generado por la electrólisis.

La historia del Telégrafo


En 1746 el científico y religioso francés Jean Antoine Nollet, reunió aproximadamente a doscientos monjes en un círculo de alrededor de una milla (1,6 km) de circunferencia, conectándolos entre sí con trozos de alambre de hierro. Nollet luego descargó una batería de botellas de Leyden a través de la cadena humana y observó que cada uno reaccionaba en forma prácticamente simultánea a la descarga eléctrica, demostrando así que la velocidad de propagación de electricidad era muy alta.
En 1753 un colaborador anónimo de la publicación Scots Magazine sugirió un telégrafo electrostático. Usando un hilo conductor por cada letra del alfabeto, podía ser transmitido un mensaje mediante la conexión de los extremos del conductor a su vez a una máquina electrostática, y observando las desviación de unas bolas de médula en el extremo receptor.3 Los telégrafos que empleaban la atracción electrostática fueron el fundamento de los primeros experimentos de telegrafía eléctrica en Europa, pero fueron abandonados por ser imprácticos y nunca se convirtieron en un sistema de comunicación muy útil.
En 1800 Alessandro Volta inventó la pila voltaica, lo que permitió el suministro continuo de una corriente eléctrica para la experimentación. Esto se convirtió en una fuente de una corriente de baja tensión mucho menos limitada que la descarga momentánea de una máquina electrostática, con botellas de Leyden que fue el único método conocido anteriormente al surgimiento de fuentes artificiales de electricidad.
Otro experimento inicial en la telegrafía eléctrica fue el telégrafo electroquímico creado por el médico, anatomista e inventor alemán Samuel Thomas von Somme ring en 1809, basado en un diseño menos robusto de 1804 del erudito y científico catalán Francisco Salva Campillo. Ambos diseños empleaban varios conductores (hasta 35) para representar a casi todas las letras latinas y números. Por lo tanto, los mensajes se podrían transmitir eléctricamente hasta unos cuantos kilómetros (en el diseño de von Sömmering), con cada uno de los cables del receptor sumergido en un tubo individual de vidrio lleno de ácido. Una corriente eléctrica se aplicaba de forma secuencial por el emisor a través de los diferentes conductores que representaban cada carácter de un mensaje; en el extremo receptor las corrientes electrolizaban el ácido en los tubos en secuencia, liberándose corrientes de burbujas de hidrógeno junto a cada carácter recibido. El operador del receptor telégrafo observaba las burbujas y podría entonces registrar el mensaje transmitido, aunque a una velocidad de transmisión muy baja. El principal inconveniente del sistema era su coste prohibitivo, debido a la fabricación de múltiple circuitos de hilo conductor que empleaba, a diferencia del cable con un solo conductor y retorno a tierra, utilizado por los telégrafos posteriores.
En 1816, Francis Ronalds instaló un sistema de telegrafía experimental en los terrenos de su casa en Hammersmith, Londres. Hizo tender 12,9 km de cable de acero cargado con electricidad estática de alta tensión, suspendido por un par de celosías fuertes de madera con 19 barras cada una. En ambos extremos del cable se conectaron indicadores giratorios, operados con motores de relojería, que tenían grabados los números y letras del alfabeto.
El físico Hans Christian Oersted descubrió en 1820 la desviación de la aguja de una brújula debida a la corriente eléctrica. Ese año, el físico y químico alemán Johann Schweigger basándose en este descubrimiento creó el galvanómetro, arrollando una bobina de conductor alrededor de una brújula, lo que podía usarse como indicador de corriente eléctrica.
En 1821, el matemático y físico francés André-Marie Ampère sugirió un sistema telegráfico a base de un conjunto de galvanómetros, uno por cada carácter transmitido, con el cual afirmó haber experimentado con éxito. Pero en 1824, su colega británico Peter Barlow dijo que tal sistema solo podía trabajar hasta una distancia aproximada de alrededor de 200 pies (61 m) y que, por lo tanto, era impráctico.
En 1825, el físico e inventor británico William Sturgeon inventó el electroimán, arrollando hilo conductor sin aislar alrededor de una herradura de hierro barnizada. El estadounidense Joseph Henry mejoró esta invención en 1828 colocando varios arrollamientos de alambre aislado alrededor de una barra de hierro, creando una electroimán más potente. Tres años después, Henry desarrolló un sistema de telegrafía eléctrica que mejoró en 1835 gracias al relé que inventó, para que fuera usado a través de largos tendidos de cables ya que este dispositivo electromecánico podía reaccionar frente a corrientes eléctricas débiles.

En 1830, un americano, Joseph Henry, demostró el potencial del electroimán de Sturgeon para las comunicaciones a larga distancia, enviando una comunicación electrónica a través de una milla de cable que activaba un electroimán, el cual hacía sonar una campana. Sin embargo, fue Samuel Morse quien desarrolló con éxito el electroimán y mejoró el invento de Joseph Henry. Morse hizo bocetos de un "imán magnetizado" basado en el trabajo de Henry. Inventó un sistema de telégrafo que fue puesto en práctica y obtuvo el éxito comercial. Samuel Morse demostró que las señales podían ser transmitidas por cable. Utilizó pulsos de corriente para desviar un electroimán, el cual movía un marcador para producir códigos escritos en una tira de papel -el código Morse-. Al año siguiente, el dispositivo fue modificado para incorporar puntos y guiones.


La historia del Telégrafo El primer cable telegráfico transatlántico

 

Aunque Inglaterra inició la ingeniería con cables submarinos, el empresario estadounidense Cyrus W. Field persistió haciendo esfuerzos que por fin resultaron en tender el primer cable atlántico que dio buenos resultados. Al fin y al cabo, llegó a ser un esfuerzo unido de los gobiernos de Inglaterra y los Estados Unidos. De ambos lados algunos de los financieros, oceanógrafos, telégrafos y científicos más célebres del mundo colaboraron en esta empresa. Los talentos de estos hombres resultarían indispensables debido a las profundas fosas submarinas que se encontrarían en medio del Atlántico. Aquí la cordillera más grande de la Tierra se extiende por 1.600 kilómetros de longitud y 800 kilómetros de ancho, completamente sumergida.
Si Field y sus asociados hubiesen sabido de antemano de los muchos años de problemas financieros y desastres que les esperaban al colocar el cable, es muy posible que se hubieran retirado durante sus primeros esfuerzos. Los destrozos de cable, el tiempo adverso y los enredos del cable en el aparato de arriarlo de los barcos constantemente impedían el proyecto. A veces cientos de kilómetros de cable roto, cuyo costo ascendía a una fortuna, fueron abandonados en el fondo del mar.
Era preciso resolver el viejo problema del retardo de las señales. Alguien tenía que descubrir cuánto tardaría una señal en llegar a los extremos lejanos del cable y cuánta electricidad se necesitaría para llenar el cable antes que la señal pudiera pasar. Se ha comparado esto a un tubo de agua. Cierta cantidad de agua tiene que fluir por el tubo antes que se pueda ver una cantidad notable al otro extremo. Se puede requerir hasta 20 veces más electricidad para cargar un cable submarino que uno aéreo. Sir William Thompson, (más conocido como lord Kelvin) escribió su famosa “Ley de los Cuadrados” como resultado de su investigación de este mismísimo asunto. Simplificada, su ley quiere decir que si se multiplica 10 veces la longitud de un cable sumergido, la velocidad de la señal será reducida 100 veces. La solución que él presentó fue aumentar el tamaño del centro conductor. No obstante, debido a que se pasó por alto este nuevo descubrimiento, el diseño defectuoso del primer cable atlántico contribuyó a su subsiguiente fracaso.
Pero, por fin, el 5 de agosto de 1858 el primer cable submarino trasatlántico unió los continentes entre Irlanda y Terranova. Once días más tarde, un mensaje de saludos de 99 palabras de la reina Victoria de Inglaterra al presidente Buchanan de los Estados Unidos empezó a pasar por las líneas. Fue completado 16 1⁄2 horas más tarde. Lamentablemente, el cable falló menos de un mes después. Al costo actual, cerca de dos millones de dólares de capital privado quedaron hundidos en las profundidades del Atlántico. Lo que se había llamado “el mayor logro del siglo” se había desplomado. Ocho años pasarían antes que los europeos y americanos volvieran a hablar por alambres.
Durante el ínterin, los dos fabricantes de cables de Inglaterra se unieron, resolviendo así muchos de los problemas más tempranos de la construcción de cables. Se diseñó un cable nuevo y mejor protegido. Era dos veces más pesado (6.350 toneladas) y tenía un centro conductor tres veces más grande que el cable anterior. Podía colgar verticalmente en el agua por 16 kilómetros antes de quebrarse. Y para el siguiente esfuerzo solo tuvo que usarse un barco (en vez de los dos que se requerían antes) porque éste era capaz de llevar la tremenda carga. Esta embarcación, el Great Eastern, tenía un sistema de propulsión doble de dos ruedas de paletas de 18 metros, seis mástiles, y una hélice de siete metros. Esto hizo de ella la nave de mayor maniobrabilidad construida hasta la fecha. Por medio de dar marcha atrás a una sola rueda, la nave podía hacer un giro completo sobre su propio eje.
Después de otros dos esfuerzos infructuosos, el 27 de julio de 1866 se completó un cable que verdaderamente tuvo éxito. Este unió a Irlanda con Terranova. Pero una distancia de 1.100 kilómetros del cable nuevo yacía otro enredado con los arpeos que se habían perdido... una víctima del fracaso del verano anterior. Después de 30 esfuerzos, lograron halarlo a la superficie, someterlo a pruebas y empalmarlo con cable nuevo. Esto completó la porción de occidente a oriente. Con la unión de los extremos de los dos cables en Terranova, llegó a existir un circuito submarino de más de 6.400 kilómetros. Se enviaron señales claras a través de esta distancia. Lo único que se necesitaba para cargar este cable era una batería simple hecha de un dedal de plata que contenía unas cuantas gotas de ácido. Desde ese tiempo, la comunicación de dos direcciones entre los dos continentes nunca ha cesado por más de unas cuantas horas a la vez.

 

Telégrafo de Morse


Se cuenta que la idea del telégrafo se le ocurrió al pintor estadounidense Samuel Morse un día de 1836, que venía de regreso a su país desde el continente europeo al escuchar casualmente una conversación entre pasajeros del barco sobre electromagnetismo. Morse comenzó a pensar sobre el tema y se obsesionó tanto con este, que vivió y comió durante meses en su estudio de pintura, tal como anotó en su diario personal.
A partir de artículos de su estudio como un caballete, un lápiz, piezas de un reloj viejo y un péndulo, Morse fabricó un aparato entonces bastante voluminoso. El funcionamiento básico era simple: si no había flujo de electricidad, el lápiz dibujaba una línea recta. Cuando había ese flujo, el péndulo oscilaba y en la línea se dibujaba un zigzag. Paulatinamente, Morse introdujo varias mejoras al diseño inicial hasta que finalmente, junto con su colega el maquinista e inventor estadounidense Alfred Vail, creó el código que lleva su nombre. Surgió así otro código que puede considerarse binario, pues de la idea inicial se pasó a considerar un carácter formado por tres elementos: punto, raya y espacio.
Con la ayuda de placas de contacto y un lápiz especial, que era dirigido por electricidad, las señales podían ser transmitidas por alambres de calidad pobre. El 6 de enero 1838, Morse primero probó con éxito el dispositivo en las industrias siderúrgica Speedwell Ironwooks en Morristown (Nueva Jersey) y el 8 de febrero de ese año, hizo otra demostración pública ante un comité científico en el Franklin Institute de Filadelfia, Pensilvania. Al llegar a este punto, Samuel Morse, después de buscar infructuosamente fondos para desarrollar su invento, logró que el Congreso de Estados Unidos aprobara en 1843 la asignación de 30.000 dólares para la construcción de una línea experimental de 60 kilómetros entre Baltimore y Washington, usando sus equipos. El 1 de mayo de 1844, la línea se había completado en el Capitolio de los EE.UU. en Annapolis Junction, Maryland. Ese día, el Partido Whig de los Estados Unidos nominó a Henry Clay como candidato a la Presidencia. La noticia fue llevaba mediante tren a Annapolis Junction, donde se hallaba Alfred Vail quien la transmitió por telégrafo a Morse quien se hallaba en el Capitolio.11 El 24 de mayo de 1844, después de que la línea fue terminada, Morse hizo la primera demostración pública de su telégrafo enviando un mensaje de la Cámara de la Corte Suprema en el Capitolio de EE.UU. en Washington, DC para el ferrocarril de B & O (ahora el B & O Railroad Museum) en Baltimore. La primera frase transmitida por esta instalación fue (¿Qué nos ha traído Dios?), cita que pertenece al capítulo 23 y versículo igual del Libro de los Números del Antiguo Testamento. Morse no acreditó a Vail por los potentes electroimanes utilizados en su telégrafo. El diseño original de Morse, sin los dispositivos inventados por electroimanes Vail, sólo funcionaba a una distancia de 40 pies (12 m). Hasta su muerte, Morse se preocupó por la difusión y las mejoras de su telégrafo, abandonando su profesión de pintor.

 

Funcionamiento del Telégrafo de Morse 

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Representación esquemática de una instalación telegráfica.
Cuando en la estación emisora se cierra el interruptor, comúnmente llamado manipulador, circula una corriente desde la batería eléctrica hasta la línea y el electroimán, lo que hace que sea atraída una pieza metálica terminada en un punzón que presiona una tira de papel, que se desplaza mediante unos rodillos de arrastre, movidos por un mecanismo de relojería, sobre un cilindro impregnado de tinta, de tal forma que, según la duración de la pulsación del interruptor, se traducirá en la impresión de un punto o una raya en la tira de papel. La combinación de puntos y rayas en el papel se puede traducir en caracteres alfanuméricos mediante el uso de un código convenido, en la práctica el más utilizado durante muchos años ha sido el código Morse.
Posteriores mejoras de los dispositivos emisores y transmisores han permitido la transmisión de mensajes de forma más rápida, sin necesidad de recurrir a un manipulador y a la traducción manual del código, así como el envío simultáneo de más de una transmisión por la misma línea. Uno de estos dispositivos telegráficos avanzados es el teletipo, cuyo modelo inicial era una máquina de escribir especial que transmitía como señales eléctricas las pulsaciones sobre un teclado, mientras imprimía sobre un rollo de papel o hacía perforaciones en una cinta también hecha de papel. Las formas más modernas de esta máquina se fabricaron con un monitor o pantalla en lugar de una impresora. El sistema todavía es utilizado por personas sordas o con serias discapacidades auditivas, a fin de enviar mensajes de texto sobre la red telefónica.
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Antiguo poste de telégrafo ingles.
La necesidad de codificar el texto en puntos y rayas para transmitirlo y descodificarlo antes de escribir el telegrama llevó al desarrollo de otros tipos de telegrafía que realizaran estas tareas de forma automática. El telégrafo de Hughes se basa en dos ruedas que contienen todos los símbolos o caracteres que se pueden transmitir y giran, sincronizadas, a la misma velocidad. Entonces, si en la rueda del transmisor tiene, digamos, la C abajo, el receptor también. Esto permite que, transmitiendo un pulso en el momento adecuado, el receptor imprima el carácter correspondiente. Como la velocidad de la transmisión depende del número de símbolos disponibles, éstos están separados en dos bancos (letras y números), de modo que comparten el mismo código una letra y un número. Existen dos blancos o espacios, llamados "blanco de letras" y "blanco de números", que además de crear un espacio para separar las palabras o los números, indican si a continuación se transmitirán letras o números. El transmisor tiene un teclado, semejante a un piano, con los caracteres. El radiotelegrafista pulsa la tecla adecuada y, cuando la rueda que contiene los caracteres está en la posición adecuada, el aparato transmite un pulso a la línea. En el receptor, un electroimán golpea la cinta de papel contra la rueda que contiene los tipos. Estas ruedas se mueven mediante un mecanismo de relojería, con motor de pesas o hidráulico, según los casos. Al comienzo del día se iniciaba un protocolo de sincronización, transmitiendo un mensaje diseñado a tal efecto. La velocidad de transmisión era inferior a la del sistema Morse, y dependía del radiotelegrafista, ya que uno experimentado era capaz de enviar varios caracteres en un giro de la rueda.


ACA DEJO UN EJEMPLO DE ABECEDARIO Y NUMEROS DE CLAVE

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Telégrafo de Schilling

Por su parte, el científico y diplomático ruso Pavel Schilling, a partir del invento de Von Sömmering empezó a estudiar los fenómenos eléctricos y sus aplicaciones.6 A partir de sus conocimientos creó en 1832 otro telégrafo electromagnético, cuyo emisor era un tablero de 16 teclas en blanco y negro, como las de un piano, que servía para enviar los caracteres, mientras que el receptor consistía de seis galvanómetros de agujas suspendidas por hilos de seda cuyas deflexiones servían de indicación visual de los caracteres enviados. Las señales eran decodificadas en caracteres según una tabla desarrollada por el inventor. Las estaciones telegráficas, según la idea inicial de Schilling, estaban unidas por un tendido de 8 conductores, de los cuales 6 estaban conectados a los galvanómetros, uno se usaba como conductor de retorno o tierra y otro como señal de alarma. Schilling realizó una mejora posterior y redujo el número de conductores a dos.
El 21 de octubre de 1832, Schilling logró una transmisión a corta distancia de señales entre dos telégrafos en diferentes habitaciones de su apartamento. En 1836 el gobierno británico intentó comprar el diseño, pero Schilling aceptó la propuesta del zar Nicolás I de Rusia. El telégrafo de Schilling fue probado en un tendido de más de 5 km de cable subterráneo y submarino experimental, dispuesto alrededor del edificio principal del Almirantazgo en San Petersburgo y fue aprobado un telégrafo entre el Palacio Imperial de Peterhof y la base naval de Kronstadt. Sin embargo, el proyecto fue cancelado después de la muerte de Schilling en 1837.7 Debido a la teoría de operación de su telégrafo, Schilling fue también uno de los primeros en poner en práctica la idea de un sistema binario de transmisión de señales.

Telégrafo de Gauss Weber y Carl Steineheil

 

El matemático, astrónomo y físico alemán Johann Carl Friedrich Gauss y su amigo, el profesor Wilhelm Eduard Weber, desarrollaron en 1831 una nueva teoría sobre el magnetismo terrestre. Entre los inventos más importantes de la época estuvo el magnetómetro unifilar y bifilar, que permitió a ambos medir incluso los más pequeños desvíos de la aguja de una brújula. El 6 de mayo de 1833, ambos instalaron una línea telegráfica de 1200 metros de longitud sobre los tejados de la población alemana de Gotinga donde ambos trabajaban, uniendo la universidad con el observatorio astronómico. Gauss combinó el multiplicador Poggendorff-Schweigger con su magnetómetro para construir un galvanómetro. Para cambiar la dirección de la corriente eléctrica, construyó un interruptor de su propia invención. Como resultado, fue capaz de hacer que la aguja del extremo receptor se moviera en la dirección establecida por el interruptor en el otro extremo de la línea.
En un principio, Gauss y Weber utilizaron el telégrafo para coordinar el tiempo, pero pronto desarrollaron otras señales y, por último, su propia codificación de caracteres, que en la actualidad es considerada de 5 bits. El alfabeto fue codificado en un código binario que fue transmitido por impulsos de tensión positivos o negativos que fueron generados por medio de una bobina de inducción en movimiento hacia arriba y hacia abajo sobre un imán permanente y la conexión de la bobina con los cables de transmisión mediante el conmutador. La página del cuaderno de laboratorio de Gauss que contiene su código y el primer mensaje transmitido, así como una réplica del telégrafo en la década de 1850 bajo las instrucciones de Weber se mantienen en la Facultad de Física de la Universidad de Gotinga. Gauss estaba convencido de que esta comunicación sería una ayuda a los pueblos de su país. Más adelante en el mismo año, en lugar de una pila voltaica, Gauss utilizó un pulso de inducción, lo que le permitió transmitir siete caracteres por minuto en lugar de dos. Los inventores y la universidad carecían de fondos para desarrollar el telégrafo por su propia cuenta, por lo que recibió fondos del científico alemán Alexander von Humboldt. El ingeniero y astrónomo alemán Karl August von Steinheil en Múnich fue capaz de construir una red telegráfica dentro de la ciudad en 1835 y 1836 y aunque creó un sistema de escritura telegráfica, este no se adoptó en la práctica. Se instaló una línea de telégrafo a lo largo del ferrocarril alemán por primera vez en 1835.

 

Telégrafo de Derton y Alter

 

Al otro lado del Atlántico, en 1836, el científico estadounidense David Alter, inventó el primer telégrafo eléctrico americano conocido, en El Derton, Pensilvania, un año antes del telégrafo Morse. Alter demostró el dispositivo a testigos, pero nunca convirtió la idea en un sistema práctico Él fue posteriormente entrevistado para el libro biográfico e históricoHistorical Cyclopedia of Indiana and Armstrong Counties (Enciclopedia histórica de Indiana y los Condados de Armstrong), en la que dijo: «Puedo decir que no hay una conexión entre el telégrafo de Morse y de otros, y el mío.... El profesor Morse nunca probablemente ha oído hablar de mí o de mi telégrafo Elderton»

Telégrafo de Cooke y Wheastonere

 

El primer telégrafo eléctrico comercial fue co-desarrollado por los inventores británicos William Fothergill Cooke y Charles Wheatstone quienes presentaron una solicitud de patente en mayo de 1837, la cual se les concedió el 12 de junio de 1837. Este dispositivo fue exitosamente demostrado 13 días después entre las estaciones de Euston y Camden Town en Londres.12 Esta instalación entró en servicio comercial en el Great Western Railway (Gran Ferrocarril Occidental) sobre el recorrido de 13 millas (20,921472 km) desde la Estación de Paddington hasta la de West Drayton el día 9 de abril de 1839.
El sistema de Cooke y Wheatstone carecía de signos de puntuación, minúsculas, y de las letras C, J, Q, y Z; lo que originaba errores de escritura o sustituciones de una palabra por otra. Tanto en el emisor como en el receptor se encontraba una consola con 10 pulsadores o interruptores y un cuadrante romboidal con el alfabeto grabado. Para enviar un carácter cualquiera, éste se buscaba en el cuadrante y se observaba hasta cuales galvanómetros llegaban las líneas que partían del carácter. Entonces se pulsaban los dos interruptores correspondientes de la fila superior o inferior, dependiendo del lugar donde se hallara la letra. Tomando como referencia la imagen que aquí aparece, para transmitir la letra "A" solo hacía falta pulsar el primer y quinto interruptores de la fila superior. Para la letra "W", solo era necesario pulsar el segundo y quinto interruptores de la fila inferior. En el extremo receptor, el cuadrante era leído secuencialmente por el operador y se transcribía el mensaje en forma manual. Está claro, que la omisión de los caracteres mencionados obedece a una cuestión del diseño del cuadrante, antes que a motivos técnicos del sistema en sí.
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/2/2c/Cooke_and_Wheatstone_electric_telegraph.jpg/300px-Cooke_and_Wheatstone_electric_telegraph.jpg Telégrafo eléctrico de Cooke y Wheatstone

 

Telégrafo de impresor de Hugles

 

En 1855, el físico y músico británico David Edward Hughes creó y patentó el primer sistema de impresión para telegrafía. En realidad, Hughes solo buscaba crear una impresora que transcribiera las notas musicales mientras tocaba una pieza. De hecho, el equipo que diseñó consta tanto de un teclado similar al de un piano con 28 teclas, además de una tecla de "Mayúsculas" (Shift en teclados para idioma inglés) como las que tendrían después las máquinas de escribir, máquinas de télex y computadoras. Cada pulsación en el teclado, equivalía al envío de una señal que hacía que una rueda tipográfica imprimiera el carácter correspondiente en el lado receptor.
Al no poder comercializar su invento en Estados Unidos, donde la patente la tenía Samuel Morse, en 1857, Hughes intentó introducir su invento en su Inglaterra natal pero no tuvo éxito, por lo que lo intentó en Francia, donde su invento estuvo un año a prueba y finalmente, Napoleón III lo adquirió y concedió a Hughes la medalla de Chevalier (Caballero). En otros países de Europa, su invento fue adoptado y una de las empresas que fabricó equipos en base al invento de Hughes fue Siemens Halske. Este estuvo vigente con algunas mejoras tecnológicas solo en el Continente Europeo hasta su adopción en todo el mundo.
El telégrafo de Hughes superaba al telégrafo Morse en velocidad pues, permitía transmitir hasta 60 palabras por minuto, frente a las 25 del sistema Morse. Además, en su sistema utilizaba un código perforado, pero que permitía imprimir con caracteres normales, no siendo necesaria una traducción posterior. Aunque en este equipo no se necesitaba conocer ninguna codificación para manejarlo, el sistema de sincronismo, que el operador debía mantener, hacía muy difícil transmitir sin un entrenamiento previo. De hecho, era difícil la transmisión, por ejemplo de dos letras seguidas que no estuvieran separadas, por lo menos, seis espacios en el alfabeto. También este equipo funcionaba con un sistema de relojería movido a pedales que implicaba que el operador del aparato pisara un pedal en el lado derecho del aparato en forma frecuente.

http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/7/7d/Hughes_telegraph.jpg/350px-Hughes_telegraph.jpg Telégrafo impresor de Hughes fabricado por Siemens Halske

 Telégrafo de Baudot

 

El Ingeniero Telegráfico francés Émile Baudot mientras trabajaba como operador en la Administración de Correos y Telégrafos, unió los conocimientos que tenía del telégrafo de Hughes con los de una máquina de multiplexación creada en 1871 por Bernard Meyer y la codificación de 5 bits de Gauss y Weber para desarrollar su propio sistema telegráfico. El teclado, en lugar de tener las 28 teclas del sistema de Hughes, tenía 5: 2 en el lado izquierdo y 3 en el derecho. Pulsando diversas combinaciones de estas cinco teclas, el operador codificaba el carácter a enviar, según la tabla de códigos creada por Émile Baudot. El inventor también desarrolló otro dispositivo capaz de enviar varios mensajes al mismo tiempo, conocido como Distribuidor al cual se podían conectar varios teclados.
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/5/58/Baudot_system_sketch.JPG/450px-Baudot_system_sketch.JPG
Este dispositivo era una versión electromecánica del acceso múltiple por división de tiempo.
Esquema del distribuidor del telégrafo de Baudot
En el extremo de recepción, otro distribuidor similar estaba conectado a varias impresoras, que imprimían las letras, números y signos del alfabeto correspondientes en tiras de papel, que luego se cortaban y pegaban en una hoja de papel.
El 17 de junio de 1874, Baudot patentó una primera versión de su equipo denominado “Sistema de telegrafía rápida” y un año después fue aceptado por la Administración de Correos y Telégrafos francesa, que estableció la primera línea con estos equipos en noviembre de 1877, entre las ciudades de París y Burdeos.
Según la codificación de 5 bits desarrollada inicialmente por Baudot, se podían transmitir 31 caracteres, además del carácter que representa el estado de ausencia de transmisión. También utiliza dos grupos de caracteres, con sus caracteres de "espacio" tanto para letras como para cifras. Es mucho más rápido que el telégrafo de Hughes, ya que además de necesitar sólo 5 bits frente a 1 por carácter, Baudot refinó los circuitos magnéticos de los electroimanes, reduciendo en lo posible las autoinducciones parásitas, lo que permitía emplear pulsos más cortos. Una de las desventajas de este sistema está en que el operador tenía debía pulsar las teclas en el momento preciso, a un ritmo aproximado de dos veces por segundo. El distribuidor diseñado por Baudot mantenía una velocidad de giro aproximada de 120 vueltas por minuto y en cada vuelta daba una señal indicando que se podían pulsar las teclas. Esto hacía que los operadores novatos o de menos habilidad tuvieran dificultades en seguir el ritmo de transmisión
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/7/79/Clavier_Baudot.jpg/300px-Clavier_Baudot.jpg Manipulador de 5 teclas del telégrafo de Émile Baudot, tomado de un grabado del libro A handbook of practical telegraphy de Robert Spelman Culley, edición de 1882


Crónicas de la tragedia: "Un final triste pero a la vez especial"


Una niña llamada Marina cuya edad mínima de 6 años vivía con sus padres en la calle Salta y Oroño, tenia síndrome de down ella vivía una vida normal. Los padres le compraron un perrito para que no esté aburrida. Ese día de la explosión la nena estaba acariciando a su mascota. Del susto, el perro huyó y la nena quedó inconsciente hasta morir. Triste, el cachorro se quedo bajo el cadáver de su pequeñita

En Rosario hay un grupo que se llama IMUSA, cuyo significado es refugio para perros y gatos abandonados y perdidos, los llevan al refugio hasta que el dueño lo busque o alguien lo adopte. En este caso ellos se encargan de re ubicar a estos perros y gatos que estén con sus dueños. En el día de la explosión se encontraron 6 perros sanos y salvos pero en estado de shock, además se encontró un caniche toy quemado pero con vida, una gatita lastimada recién sacada de los escombros

   

lunes, 19 de agosto de 2013

Crónicas de la tragedia: "El final de tanto amor"

Pablo Mendez todas las mañanas de lunes a viernes, miraba "A.M.", informándose de las noticias, y esperaba que se hagan las 10  para ir al trabajo. Ese 6 de agosto, su cumpleaños número 19, él estaba esperando a su novia Marta para comenzar a festejar su día juntos.
¿Casualidad o causalidad? Marta llegó al edificio que sufriría la falla de un gasista dejando victimas fatales a las 9:30. Al terminar de entrar al departamento, le dió el regalo tan planeado por los dos, un viaje a Cuba. Reían y festejaban que habían logrado alcanzar uno de sus sueños cuando los dos comenzaron a sentir cómo los platos y vasos se caían de la mesada, la pequeña mesa con dos sillas se tumbaba y las fotos juntos a lo largo de sus años de noviazgo que colgaban de la pared del pequeño living se rompían en la alfombra.  No hicieron más que abrazarse pensando que ese temblor pasaría al cabo de unos segundos. No hicieron falta mas de cinco minutos para que el techo se derrumbara sobre ellos. No se necesitó más que un rescatista levantando los escombros y encontrando a esa pareja cuyo fin fue un estrujón eterno. 

Crónicas de la tragedia: "El flash que desestructuró a toda una ciudad"

Diego Bustamante, bombero voluntario de la ciudad de Fray Luis Beltrán, se encontraba desayunando con su novia Clara la mañana del 6 de agosto cuando los interrumpió una llamada de la central de bomberos.  Él y sus compañeros, debían acudir en menos de media hora a la tragedia de Salta 2141.
En la explosión que movilizó, inestabilizó y preocupó a todos los habitantes de Rosario ya trabajaban cientos y cientos tratando de resolver los pedidos, que, mayormente, eran acerca de encontrar a los desaparecidos que rodeaban el número 20.
Cerca de las 18, los muertos ya se habían aproximado a los 10. La desesperanza crecía en muchos y la angustia alcanzaba a tantos otros. Pero más allá de tal tragedia, la unión y la solidaridad se veían reflejadas en toda la ciudad, el valor y la valentía de tantos bomberos arriesgando su vida por la gente que más sufrió el accidente y la ayuda  y el apoyo de quienes podían acercar algo de alimentos y ropa sirvió para que todo sea mas fácil de sobrepasar y superar, todos juntos.

Crónicas de la tragedia: "Un terrorífico despertar"

Cuando Matías despertó de su sueño, dormido y asustado, lo primero que pensó es que estaban bombardeando nuestra ciudad. Se miró, al sentirse golpeado,  y tenía sobre él el marco de su ventana, se lo quitó de encima y hechó un vistazo sobre el agujero de su pared. No era la misma vista de todas sus mañanas; parecía que estaba en una burbuja de polvillo, se escuchaban sirenas de ambulancias, bomberos, gente gritando, y lo más terrorífico es que no se encontraba más con el edificio del frente, solamente se podían ver los escombros que quedaban de él.
Matías decidió bajar las escaleras , intentando ayudar a sus vecinos accidentados.
Él estaba abajo cuando miró para todos lados, y su primer reacción fue ayudar en el rescate a los bomberos, no paraban un sólo segundo. Iban y venían, trayendo gente herida, muy herida, intoxicada por el gas, en estados de shock por la explosión y también en estas mismas condiciones se encontraban muchos animales. 
Por primera vez Rosario estaba sufriendo una tragedia tan grande, pero lo importante fue que se convirtió en una ciudad inmensamente solidaria que hasta los animales perdidos recibieron ayuda.


Crónicas de la tragedia: "El fin de la búsqueda"

Aplausos y gritos de agradecimiento inundaron la esquina de Salta y Oroño. Tras días de búsqueda, al fin habían terminado con este hecho que quedará en la historia de Rosario.
Bomberos voluntarios de la provincia, rescatistas, gendarmes, prefectos, paramédicos, integrantes del Grupo de rescate de la Policía Federal, de la Secretaria de Protección Civil y voluntarios, saliendo por el vallado ubicado sobre Salta no se imaginaban que los esperaba un abrazo colectivo.
Lloraban, emocionados por el fin de las tareas. Los bomberos comenzaron a hacer sonar sus sirenas. Los aplausos de todos los que estaban ahí, y de las personas que se fueron acercando para agradecerles a los rescatistas a medida que corría la noticia del fin de la búsqueda, se mezclaron con el inmenso dolor y las lágrimas.
Las sensaciones y pensamientos de los rescatistas eran ambiguas. Todos lamentaban no haber hallado personas con vida, pero aseguraban tener la conciencia tranquila por el deber cumplido.

Crónicas de la tragedia: "La esperanza arrebatada de las manos"


El más buscado y el último en encontrar.
"Lo vi caminando, estaba agresivo", decían.
En la tragedia del edificio de la ciudad de Rosario, en la lista de desaparecidos, estaba Santiago, un joven de Pergamino. Los ciudadanos lo buscaban, se había convertido en la esperanza hecha foto.
Rosario lo buscó como a un hermano, todo Rosario tenia su sonrisa en la retina. Santiago era la esperanza de su madre y la de toda la ciudad frente a tanto dolor, a tanta muerte.
Su madre tenia la ilusión de encontrarlo cuando en los noticieros y todos los medios masivos de comunicación le daban la noticia a ella y a toda la ciudad, que Santiago había sido el ultimo encontrado bajo los escombros.
Tantos sentimientos juntos. Odio, consternación, impotencia y sobre todo dolor.

Crónicas de la tragedia: "Gran explosión en Rosario"

Es domingo en Salta y Oroño. Es un domingo diferente hay mucha gente, desesperación y preocupación a causa de esta gran tragedia que nos dolió a todos, ya sea por un familiar, un conocido o tan sólo por ver el dolor de las personas que están involucradas en esto.
En la fría mañana de Agosto, gracias a la solidaridad de muchas personas la gente que trabaja sin cesar recibió café y chocolatada. Verónica se acerco con sus hijos, quienes le pintaron dibujos a los bomberos y se los entregaron en mano al grupo que descansaba y tomaba mates. Los chicos sonrieron y se fueron contentos de haber dejado su granito de arena, una dosis de alegría para quienes ellos llaman "héroes".

Crónicas de la tragedia: "Búsqueda implacable"

En medio de desesperación, la angustia y la tristeza, los familiares y todas las personas que están ayudando buscan a los afectados de la perdida de gas en el departamento ubicado en Rosario. Los familiares, sin obtener respuestas rápidas, caen más y más en la desesperación.
Unas palabras del Padre Ignacio alientan un poco mas a la ciudad y al país, pero todavía no hay noticias de las personas desaparecidas. Pasan los días y la lista de la gente encontrada sin vida aumenta, generando más preocupación y más tragedia a la ciudad.
Luego de una semana del hecho sucedido, la esperanza de las personas de encontrar a su familiar o amigo, se borran totalmente y esta búsqueda implacable que duro las 24 horas durante 7 dias realizada en vano, finaliza.

Crónica de la tragedia: "Bombero"

Luciano Monzón, bombero del cuartel de capitán bermúdez, llegó al lugar de la desastrosa explosión en calle Salta y Oroño. Al ver el desastre, Luciano cuenta que entró inmediatamente al lugar a tratar de salvar gente.
La cantidad de gente desesperada era impresionante, los rescatistas, bomberos y ayudantes se movían con el impulso que empuja la desesperación de esta tragedia.

martes, 13 de agosto de 2013

Crónicas de la tragedia: "Desesperanza"

La ciudad busca a Santiago, bomberos aseguran haberlo sacado con vida, su madre, que apenas se enteró del accidente viajó desde Pergamino, no pierde la esperanza de encontrarlo en algún lugar de la ciudad. 
Santiago es estudiante de medicina, a punto de terminar la carrera. Sus compañeros de la facultad lo buscan desesperados, su familia y sus amigos no bajan los brazos. Hay fotos de él por todos los medios y muchos aseguran haberlo visto con vida, deambulando por las calles. El país busca a Santiago. 
Una foto de él llega al Padre Ignacio, quien vuelve a repetir: "Búsquenlo en espacios verdes, tiene signos vitales".
 La solidaridad se siente a flor de piel y la ciudad parece achicarse, volverse pequeña, todos los rincones de ella parecen vacíos y se siente una tristeza profunda. Día 7. La noticia llego. Fue encontrado sin vida el cuerpo de Santiago. En la zona 0, abrazado a su vecina. Las dos ultimas esperanzas de hallar a alguien murieron junto a estos dos jóvenes. 21 son las víctimas fatales. La búsqueda terminó.