Esta es la normativa bajo la que se rigen todas las notas publicadas en el diario El País, de Madrid; uno de los más prestigiosos medios de habla castellana. Pueden echar un ojo en la sección destinada a las entrevistas, que postula una clasificación simple y da directivas relativas a la forma de escritura de cada una.
Periodismo MANUAL DE ESTILO DEL DIARIO EL PAIS(España)
Blog de la materia "Educación para una Cultura Multimedial" del Colegio Nuestra Señora de Los Milagros, de Capitán Bermúdez, Santa Fe, Argentina. En construcción.
lunes, 31 de agosto de 2009
Documentales de Escuelas
Estos son documentales sobre Colegios que hemos subido al blog para servirnos de ayuda al realizar nuestro proyecto: un documental sobre nuestro Colegio Nuestra Señora de los Milagros.
El siguiente documental es sobre el Colegio de Nuestra Señora de Fátima, en Perú, que nos cuenta cómo ha cresido esta escuela a lo largo de los años.
En el siguiente, nos muestra los chicos de la escuela Pedro Campbell, situada en Montevideo, una escuela de humilde y nos demuestra cómo sus niños diaria y auténticamente son.
El siguiente, es sobre una la Escuela 70, una casilla flotante, ubicada en la Isla de Las Lechigunas, a pocos minutos de Ramallo. En él sue muestra a una maestra y a los chicos entusiasmados por aprender la realidad y poder tener la posibilidad de estudiar, aun siendo tan precario todo.
Con estos ejemplos, queremos realizar nuestro proyecto y hacerlo de una forma didáctica e interesante para conocer cada vez más la historia de nuestro Colegio.
sábado, 29 de agosto de 2009
PSICOLOGIA SIMPLE DEL LATERO
Usted estaba sentado gozando de la fresca viruta. Toda su alma se disolvía en una especie de ecuanimidad que alcanzaba hasta a los últimos bicharracos de la tierra, y a medida que disfrutaba de la fresca viruta apoltronado en la mesa del café, se iba diciendo a sí mismo:
-No hay vuelta: la vida tiene sus partes lindas.
Y otro medio litro se le perdía suavemente en la bodega.
Pero exactamente al pensar por segunda vez: "No hay vuelta, la vida es linda", se le acercó un señor, uno de esos malditos señores, que uno conoce por un azar aún más maldito, y el sujeto, después de saludarlo cordialmente, se sentó frente a usted, "por un momento, nada más, porque tenía mucho que hacer".
Usted se resignó, se resignó pensando que la vida ya no era tan linda, porque albergaba en su seno a ese monstruo inexplicable que se llama latero.
Yo no soy ningún cascarrabias; por el contrario, me deleita el espectáculo de la vida, porque me he hecho una filosofía barata que me resuelve todos los problemas. Pues bien, la única ventaja que sobre la tierra reconozco al latero, es haberme dado tema para escribir estas líneas, líneas sobre la personalidad del latero y su producto: la lata.
Porque eso de aguantar a un charlatán, es lo más horrible que hay.
Precisamente, yo me encontraba en la mesa de un café; tenía un medio litro delante de mis narices y contemplaba a las mujeres que pasaban, con esa bondadosa ecuanimidad que albergan los sujetos que saben que las mujeres no les llevan el apunte. Pero, como decía, me recreaba mirándolas pasar y alababa el arte que el Todopoderoso puso en esa costilla que arrancó de nuestro pecho cuando vivíamos en el paraíso. Y mi espíritu estaba colmado de indulgencia como el de Buda bajo la higuera, con la sola diferencia que yo le llevaba dos ventajas al Buda; y era que estaba tomando cerveza, y en vez de encontrarme bajo una higuera que da mala sombra me veía bajo un toldo flamante y multicolor.
De pronto, un sujeto, gordo y enorme, levantó los brazos ante mí. Yo alcé la cabeza, sorprendido, y, ¡ahora sí que lamento no encontrarme bajo la higuera! El que me saludaba era un solemne charlatán.
Estuvo dos horas dándome la lata. Cuando se fue, quedé mareado, exactamente como cierto día de verano, en que un poeta cordobés, Brandan Caraffa, me leyó los cuatro actos de un drama y tres metros y medio de un poema dedicado a las vacas de Siva.
No sé por qué tengo la impresión de que el latero es un tipo medio zonzo; un zonzo que "hace vapor", como diría Dickens. Porque resulta absurdo que un tipo de esta clase siempre tenga un stock de pavadas para deambular en cuanto ve a un semejante. Resulta absurdo y fastidioso. Porque el latero no se conforma con hacer un montón de preguntas indiscretas. En cuanto suelta la lengua, el tipo se olvida de que existe el tiempo y el aburrimiento, y entonces, para recrear su propios oídos, empieza a contar historias, ¡y qué historias!
Por ejemplo: De cómo se casó su hermana contra la voluntad de su familia con un vendedor de máquinas de coser.
A usted se le importa absolutamente nada la historia de la hermana del latero. Por el contrario; le parece muy natural de que esa tía se haya casado con un maquinero, si así se le antojó. Pero el maldito latero trata de interesarlo en el asunto. Le dice que una hermana (y dale con la hermana). Luego cambia de disco, y entonces saca del bolsillo un fardo de cartas, y dice que ésas son las cartas de la novia, y que la novia lo quiere mucho, y que la novia es una muchacha muy de su casa, que lo demostrarán ampliamente las sesenta y dos docenas de cartas que lleva en el bolsillo de su saco.
Inútil es que usted diga al fulano latero que no pone en duda las virtudes de su novia; que, por el contrario, la cree una santa y digna mocita; el testarudo hace como si oyera llover, y empieza por "un parrafito nada .
más", y luego, si eso no fuera suficiente, quiere hacer una confidencia de carácter reservadísimo, y dice, a pesar de los gestos que usted hace para evitar la confidencia, que su novia es una chica buenísima y virtuosa, tan virtuosa, que la primera vez que él la besó en la frente, ella se puso a llorar.
Usted suda sangre. Y el latero continúa. Luego habla de un perro que tuvo, y de la madre del perro, y de la casta de la perra madre, y de los perritos que tuvo, y de cómo él se divertía con los perritos y de cómo los perritos fueron regalados, y de lo que la gente decía de los perritos en el barrio, y de cómo una frutera que quería un perrito...
Por fin, el tentador de Satanás, el Tirteafuera moderno, el latoso que en tiempos de Don Quijote fue a tomarle el pelo a Sancho a la hora de almorzar; por fin, el charlatán enemigo de Dios, de los hombres, y del reposo, se resuelve a irse después de dos horas, de dos espantosas horas de lata con gestos, guiños de ojo, posturas de opereta italiana y expresiones de conspirador.
Usted se queda extenuado. ¿Le han vaciado el cráneo con un trépano? ¡Vaya a saber lo que le pasa! Es que el enemigo de Dios, el latero truculento de los perritos, la novia y el diablo, lo ha dejado enfermo. Y ¡adiós la paz que pensó gozar bajo el toldo que hacía el papel de higuera! ¡Adiós la ecuanimidad universal, y el regocijo en la belleza de las mujeres que pasaban sin mirarlo! Se acabó todo, pues le ha quedado la cabeza como si se la hubieran pasado por la abertura de un horno de pudelación.
Usted estaba sentado gozando de la fresca viruta. Toda su alma se disolvía en una especie de ecuanimidad que alcanzaba hasta a los últimos bicharracos de la tierra, y a medida que disfrutaba de la fresca viruta apoltronado en la mesa del café, se iba diciendo a sí mismo:
-No hay vuelta: la vida tiene sus partes lindas.
Y otro medio litro se le perdía suavemente en la bodega.
Pero exactamente al pensar por segunda vez: "No hay vuelta, la vida es linda", se le acercó un señor, uno de esos malditos señores, que uno conoce por un azar aún más maldito, y el sujeto, después de saludarlo cordialmente, se sentó frente a usted, "por un momento, nada más, porque tenía mucho que hacer".
Usted se resignó, se resignó pensando que la vida ya no era tan linda, porque albergaba en su seno a ese monstruo inexplicable que se llama latero.
Yo no soy ningún cascarrabias; por el contrario, me deleita el espectáculo de la vida, porque me he hecho una filosofía barata que me resuelve todos los problemas. Pues bien, la única ventaja que sobre la tierra reconozco al latero, es haberme dado tema para escribir estas líneas, líneas sobre la personalidad del latero y su producto: la lata.
Porque eso de aguantar a un charlatán, es lo más horrible que hay.
Precisamente, yo me encontraba en la mesa de un café; tenía un medio litro delante de mis narices y contemplaba a las mujeres que pasaban, con esa bondadosa ecuanimidad que albergan los sujetos que saben que las mujeres no les llevan el apunte. Pero, como decía, me recreaba mirándolas pasar y alababa el arte que el Todopoderoso puso en esa costilla que arrancó de nuestro pecho cuando vivíamos en el paraíso. Y mi espíritu estaba colmado de indulgencia como el de Buda bajo la higuera, con la sola diferencia que yo le llevaba dos ventajas al Buda; y era que estaba tomando cerveza, y en vez de encontrarme bajo una higuera que da mala sombra me veía bajo un toldo flamante y multicolor.
De pronto, un sujeto, gordo y enorme, levantó los brazos ante mí. Yo alcé la cabeza, sorprendido, y, ¡ahora sí que lamento no encontrarme bajo la higuera! El que me saludaba era un solemne charlatán.
Estuvo dos horas dándome la lata. Cuando se fue, quedé mareado, exactamente como cierto día de verano, en que un poeta cordobés, Brandan Caraffa, me leyó los cuatro actos de un drama y tres metros y medio de un poema dedicado a las vacas de Siva.
No sé por qué tengo la impresión de que el latero es un tipo medio zonzo; un zonzo que "hace vapor", como diría Dickens. Porque resulta absurdo que un tipo de esta clase siempre tenga un stock de pavadas para deambular en cuanto ve a un semejante. Resulta absurdo y fastidioso. Porque el latero no se conforma con hacer un montón de preguntas indiscretas. En cuanto suelta la lengua, el tipo se olvida de que existe el tiempo y el aburrimiento, y entonces, para recrear su propios oídos, empieza a contar historias, ¡y qué historias!
Por ejemplo: De cómo se casó su hermana contra la voluntad de su familia con un vendedor de máquinas de coser.
A usted se le importa absolutamente nada la historia de la hermana del latero. Por el contrario; le parece muy natural de que esa tía se haya casado con un maquinero, si así se le antojó. Pero el maldito latero trata de interesarlo en el asunto. Le dice que una hermana (y dale con la hermana). Luego cambia de disco, y entonces saca del bolsillo un fardo de cartas, y dice que ésas son las cartas de la novia, y que la novia lo quiere mucho, y que la novia es una muchacha muy de su casa, que lo demostrarán ampliamente las sesenta y dos docenas de cartas que lleva en el bolsillo de su saco.
Inútil es que usted diga al fulano latero que no pone en duda las virtudes de su novia; que, por el contrario, la cree una santa y digna mocita; el testarudo hace como si oyera llover, y empieza por "un parrafito nada .
más", y luego, si eso no fuera suficiente, quiere hacer una confidencia de carácter reservadísimo, y dice, a pesar de los gestos que usted hace para evitar la confidencia, que su novia es una chica buenísima y virtuosa, tan virtuosa, que la primera vez que él la besó en la frente, ella se puso a llorar.
Usted suda sangre. Y el latero continúa. Luego habla de un perro que tuvo, y de la madre del perro, y de la casta de la perra madre, y de los perritos que tuvo, y de cómo él se divertía con los perritos y de cómo los perritos fueron regalados, y de lo que la gente decía de los perritos en el barrio, y de cómo una frutera que quería un perrito...
Por fin, el tentador de Satanás, el Tirteafuera moderno, el latoso que en tiempos de Don Quijote fue a tomarle el pelo a Sancho a la hora de almorzar; por fin, el charlatán enemigo de Dios, de los hombres, y del reposo, se resuelve a irse después de dos horas, de dos espantosas horas de lata con gestos, guiños de ojo, posturas de opereta italiana y expresiones de conspirador.
Usted se queda extenuado. ¿Le han vaciado el cráneo con un trépano? ¡Vaya a saber lo que le pasa! Es que el enemigo de Dios, el latero truculento de los perritos, la novia y el diablo, lo ha dejado enfermo. Y ¡adiós la paz que pensó gozar bajo el toldo que hacía el papel de higuera! ¡Adiós la ecuanimidad universal, y el regocijo en la belleza de las mujeres que pasaban sin mirarlo! Se acabó todo, pues le ha quedado la cabeza como si se la hubieran pasado por la abertura de un horno de pudelación.
viernes, 28 de agosto de 2009
¿Qué es Educación para una Cultura Multimedial?
"Educación para una Cultura Multimedial" es el nombre de una materia que se dicta como Espacio de Definición Institucional (EDI) en cuarto año de escolaridad secundaria en el Colegio Nuestra Señora de los Milagros, en Capitán Bermúdez, Santa Fe, Argentina.
Este sitio funciona como extensión temporo espacial del espacio áulico, pero además pretende ser una herramienta de resignificación de lo producido en el contexto escolar.
Este sitio funciona como extensión temporo espacial del espacio áulico, pero además pretende ser una herramienta de resignificación de lo producido en el contexto escolar.
En culturamultimedial.blogspot.com se pueden encontrar:
- Trabajos de los alumnos que cada año cursan la materia.
- Entradas que plantean temas de discusión para alumnos y docentes.
- Consignas.
- Videos de trabajos hechos en clase que sólo pueden visualizar los miembros de nuestra comunidad escolar.
Gracias por visitarnos y conocer lo que estamos produciendo juntos.
Contacto: culturamultimedial@gmail.com
Contacto: culturamultimedial@gmail.com
martes, 25 de agosto de 2009
Documental: Quiebra de Racing
Voz en off, declaraciones de protagonistas, música, imágenes de archivo, tomas de instalaciones para este dinámico relato de una etapa crítica de Racing Club de Avellaneda. Se trata de una producción de Fox sports.
Los jóvenes y el alcohol
Este video de la versión digital del Diario La Nación integra entrevistas con fotos, sobreimprimiendo algunas placas. Se utilizan planos cortos con detalles como ojos y manos para enfatizar gestualidades y hacer más ágil el conjunto. Se trata de declaraciones de expertos, profesionales e investigadores relacionados con las problemáticas de la juventud y las adicciones.
Mini documental - Chicos de la calle
Esta producción audiovisual, desarrollada en la Universidad Abierta Interamericana de Rosario, toma el tema de los chicos de la calle y lo trabaja utilizando música, placas con texto sobre fondo negro, fotos en blanco, negro y cepias, tomas en la calle y una entrevista.
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lunes, 24 de agosto de 2009
PSICOLOGIA SIMPLE DEL LATERO
Usted estaba sentado gozando de la fresca viruta. Toda su alma se disolvía en una especie de ecuanimidad que alcanzaba hasta a los últimos bicharracos de la tierra, y a medida que disfrutaba de la fresca viruta apoltronado en la mesa del café, se iba diciendo a sí mismo:
-No hay vuelta: la vida tiene sus partes lindas.
Y otro medio litro se le perdía suavemente en la bodega.
Pero exactamente al pensar por segunda vez: "No hay vuelta, la vida es linda", se le acercó un señor, uno de esos malditos señores, que uno conoce por un azar aún más maldito, y el sujeto, después de saludarlo cordialmente, se sentó frente a usted, "por un momento, nada más, porque tenía mucho que hacer".
Usted se resignó, se resignó pensando que la vida ya no era tan linda, porque albergaba en su seno a ese monstruo inexplicable que se llama latero.
Yo no soy ningún cascarrabias; por el contrario, me deleita el espectáculo de la vida, porque me he hecho una filosofía barata que me resuelve todos los problemas. Pues bien, la única ventaja que sobre la tierra reconozco al latero, es haberme dado tema para escribir estas líneas, líneas sobre la personalidad del latero y su producto: la lata.
Porque eso de aguantar a un charlatán, es lo más horrible que hay.
Precisamente, yo me encontraba en la mesa de un café; tenía un medio litro delante de mis narices y contemplaba a las mujeres que pasaban, con esa bondadosa ecuanimidad que albergan los sujetos que saben que las mujeres no les llevan el apunte. Pero, como decía, me recreaba mirándolas pasar y alababa el arte que el Todopoderoso puso en esa costilla que arrancó de nuestro pecho cuando vivíamos en el paraíso. Y mi espíritu estaba colmado de indulgencia como el de Buda bajo la higuera, con la sola diferencia que yo le llevaba dos ventajas al Buda; y era que estaba tomando cerveza, y en vez de encontrarme bajo una higuera que da mala sombra me veía bajo un toldo flamante y multicolor.
De pronto, un sujeto, gordo y enorme, levantó los brazos ante mí. Yo alcé la cabeza, sorprendido, y, ¡ahora sí que lamento no encontrarme bajo la higuera! El que me saludaba era un solemne charlatán.
Estuvo dos horas dándome la lata. Cuando se fue, quedé mareado, exactamente como cierto día de verano, en que un poeta cordobés, Brandan Caraffa, me leyó los cuatro actos de un drama y tres metros y medio de un poema dedicado a las vacas de Siva.
No sé por qué tengo la impresión de que el latero es un tipo medio zonzo; un zonzo que "hace vapor", como diría Dickens. Porque resulta absurdo que un tipo de esta clase siempre tenga un stock de pavadas para deambular en cuanto ve a un semejante. Resulta absurdo y fastidioso. Porque el latero no se conforma con hacer un montón de preguntas indiscretas. En cuanto suelta la lengua, el tipo se olvida de que existe el tiempo y el aburrimiento, y entonces, para recrear su propios oídos, empieza a contar historias, ¡y qué historias!
Por ejemplo: De cómo se casó su hermana contra la voluntad de su familia con un vendedor de máquinas de coser.
A usted se le importa absolutamente nada la historia de la hermana del latero. Por el contrario; le parece muy natural de que esa tía se haya casado con un maquinero, si así se le antojó. Pero el maldito latero trata de interesarlo en el asunto. Le dice que una hermana (y dale con la hermana). Luego cambia de disco, y entonces saca del bolsillo un fardo de cartas, y dice que ésas son las cartas de la novia, y que la novia lo quiere mucho, y que la novia es una muchacha muy de su casa, que lo demostrarán ampliamente las sesenta y dos docenas de cartas que lleva en el bolsillo de su saco.
Inútil es que usted diga al fulano latero que no pone en duda las virtudes de su novia; que, por el contrario, la cree una santa y digna mocita; el testarudo hace como si oyera llover, y empieza por "un parrafito nada .
más", y luego, si eso no fuera suficiente, quiere hacer una confidencia de carácter reservadísimo, y dice, a pesar de los gestos que usted hace para evitar la confidencia, que su novia es una chica buenísima y virtuosa, tan virtuosa, que la primera vez que él la besó en la frente, ella se puso a llorar.
Usted suda sangre. Y el latero continúa. Luego habla de un perro que tuvo, y de la madre del perro, y de la casta de la perra madre, y de los perritos que tuvo, y de cómo él se divertía con los perritos y de cómo los perritos fueron regalados, y de lo que la gente decía de los perritos en el barrio, y de cómo una frutera que quería un perrito...
Por fin, el tentador de Satanás, el Tirteafuera moderno, el latoso que en tiempos de Don Quijote fue a tomarle el pelo a Sancho a la hora de almorzar; por fin, el charlatán enemigo de Dios, de los hombres, y del reposo, se resuelve a irse después de dos horas, de dos espantosas horas de lata con gestos, guiños de ojo, posturas de opereta italiana y expresiones de conspirador.
Usted se queda extenuado. ¿Le han vaciado el cráneo con un trépano? ¡Vaya a saber lo que le pasa! Es que el enemigo de Dios, el latero truculento de los perritos, la novia y el diablo, lo ha dejado enfermo. Y ¡adiós la paz que pensó gozar bajo el toldo que hacía el papel de higuera! ¡Adiós la ecuanimidad universal, y el regocijo en la belleza de las mujeres que pasaban sin mirarlo! Se acabó todo, pues le ha quedado la cabeza como si se la hubieran pasado por la abertura de un horno de pudelación.
Usted estaba sentado gozando de la fresca viruta. Toda su alma se disolvía en una especie de ecuanimidad que alcanzaba hasta a los últimos bicharracos de la tierra, y a medida que disfrutaba de la fresca viruta apoltronado en la mesa del café, se iba diciendo a sí mismo:
-No hay vuelta: la vida tiene sus partes lindas.
Y otro medio litro se le perdía suavemente en la bodega.
Pero exactamente al pensar por segunda vez: "No hay vuelta, la vida es linda", se le acercó un señor, uno de esos malditos señores, que uno conoce por un azar aún más maldito, y el sujeto, después de saludarlo cordialmente, se sentó frente a usted, "por un momento, nada más, porque tenía mucho que hacer".
Usted se resignó, se resignó pensando que la vida ya no era tan linda, porque albergaba en su seno a ese monstruo inexplicable que se llama latero.
Yo no soy ningún cascarrabias; por el contrario, me deleita el espectáculo de la vida, porque me he hecho una filosofía barata que me resuelve todos los problemas. Pues bien, la única ventaja que sobre la tierra reconozco al latero, es haberme dado tema para escribir estas líneas, líneas sobre la personalidad del latero y su producto: la lata.
Porque eso de aguantar a un charlatán, es lo más horrible que hay.
Precisamente, yo me encontraba en la mesa de un café; tenía un medio litro delante de mis narices y contemplaba a las mujeres que pasaban, con esa bondadosa ecuanimidad que albergan los sujetos que saben que las mujeres no les llevan el apunte. Pero, como decía, me recreaba mirándolas pasar y alababa el arte que el Todopoderoso puso en esa costilla que arrancó de nuestro pecho cuando vivíamos en el paraíso. Y mi espíritu estaba colmado de indulgencia como el de Buda bajo la higuera, con la sola diferencia que yo le llevaba dos ventajas al Buda; y era que estaba tomando cerveza, y en vez de encontrarme bajo una higuera que da mala sombra me veía bajo un toldo flamante y multicolor.
De pronto, un sujeto, gordo y enorme, levantó los brazos ante mí. Yo alcé la cabeza, sorprendido, y, ¡ahora sí que lamento no encontrarme bajo la higuera! El que me saludaba era un solemne charlatán.
Estuvo dos horas dándome la lata. Cuando se fue, quedé mareado, exactamente como cierto día de verano, en que un poeta cordobés, Brandan Caraffa, me leyó los cuatro actos de un drama y tres metros y medio de un poema dedicado a las vacas de Siva.
No sé por qué tengo la impresión de que el latero es un tipo medio zonzo; un zonzo que "hace vapor", como diría Dickens. Porque resulta absurdo que un tipo de esta clase siempre tenga un stock de pavadas para deambular en cuanto ve a un semejante. Resulta absurdo y fastidioso. Porque el latero no se conforma con hacer un montón de preguntas indiscretas. En cuanto suelta la lengua, el tipo se olvida de que existe el tiempo y el aburrimiento, y entonces, para recrear su propios oídos, empieza a contar historias, ¡y qué historias!
Por ejemplo: De cómo se casó su hermana contra la voluntad de su familia con un vendedor de máquinas de coser.
A usted se le importa absolutamente nada la historia de la hermana del latero. Por el contrario; le parece muy natural de que esa tía se haya casado con un maquinero, si así se le antojó. Pero el maldito latero trata de interesarlo en el asunto. Le dice que una hermana (y dale con la hermana). Luego cambia de disco, y entonces saca del bolsillo un fardo de cartas, y dice que ésas son las cartas de la novia, y que la novia lo quiere mucho, y que la novia es una muchacha muy de su casa, que lo demostrarán ampliamente las sesenta y dos docenas de cartas que lleva en el bolsillo de su saco.
Inútil es que usted diga al fulano latero que no pone en duda las virtudes de su novia; que, por el contrario, la cree una santa y digna mocita; el testarudo hace como si oyera llover, y empieza por "un parrafito nada .
más", y luego, si eso no fuera suficiente, quiere hacer una confidencia de carácter reservadísimo, y dice, a pesar de los gestos que usted hace para evitar la confidencia, que su novia es una chica buenísima y virtuosa, tan virtuosa, que la primera vez que él la besó en la frente, ella se puso a llorar.
Usted suda sangre. Y el latero continúa. Luego habla de un perro que tuvo, y de la madre del perro, y de la casta de la perra madre, y de los perritos que tuvo, y de cómo él se divertía con los perritos y de cómo los perritos fueron regalados, y de lo que la gente decía de los perritos en el barrio, y de cómo una frutera que quería un perrito...
Por fin, el tentador de Satanás, el Tirteafuera moderno, el latoso que en tiempos de Don Quijote fue a tomarle el pelo a Sancho a la hora de almorzar; por fin, el charlatán enemigo de Dios, de los hombres, y del reposo, se resuelve a irse después de dos horas, de dos espantosas horas de lata con gestos, guiños de ojo, posturas de opereta italiana y expresiones de conspirador.
Usted se queda extenuado. ¿Le han vaciado el cráneo con un trépano? ¡Vaya a saber lo que le pasa! Es que el enemigo de Dios, el latero truculento de los perritos, la novia y el diablo, lo ha dejado enfermo. Y ¡adiós la paz que pensó gozar bajo el toldo que hacía el papel de higuera! ¡Adiós la ecuanimidad universal, y el regocijo en la belleza de las mujeres que pasaban sin mirarlo! Se acabó todo, pues le ha quedado la cabeza como si se la hubieran pasado por la abertura de un horno de pudelación.
miércoles, 19 de agosto de 2009
Crónica: "El Bondi"
Lleno o vacío, el colectivo tiene ese no se que, que hace que me relaje por completo y observe. Observe al chofer, que la mayoría de veces está algo nervioso y alterado y malgasta su tiempo maltratando a los que tardan en subir, o al papanatas de siempre, que se pone a contar las monedas cuando sube al bondi, maltratando al “pibe”, que pide escolar sin carnet, o al que sube sin cambio. Nunca falta el que te hace correr, si, encima de que uno viene agotado tiene que correr prendido de la escalera y de un salto subirse; porque al Señor Chofer le agarró prisa. Observo a los pasajeros, que hablan, miran, escuchan música, leen, todos encuentran qué hacer para hacer entretenido su viaje, sin dar por descontado a los que salen del colegio, y copan el colectivo; de esos mejor ni hablar (te pasan por arriba con las mochilas,parecen un Scania con acoplado). Observo a los que suben, mirando por encima si queda algún buen lugar desocupado (digo buen lugar, porque no se sientan en cualquiera, primero miran quien ocupa el otro asiento), a las viejas que esperan que algún hombre/mujer muy bien educado le ceda su asiento. Qué bárbaro, esa situación es de lo peor. Porque uno con todo gusto le da un asiento a un anciano, pero a mi el otro día me esperaba un viaje bastante largo, y en una de las paradas asciende una viejecita y se me paró al lado, con esa cara de “ no doy más, por favor” y uno en ese momento ¿Qué hace?, para colmo, recordé a mi mamá diciéndome “podría ser tu abuela” y no me quedó otra que decirle “ Siéntese señora”, y viste, la vieja te mira diciéndote mas o menos “Dios te va a bendecir”. Sí, claro.
Demás está decir que lo más entretenido es cuando me pongo a mirar a los que suben, nunca falta algún que otro ridículo que llame mi atención , con la cara llena de aros, alfileres de gancho, rastas.
Por supuesto que también el bondi tiene cosas feas, viajar en verano por ejemplo, en la calle 40º, en el bondi 53º. Eso claro, si quisiste encanutar un par de monedas, porque sino, tenés la posibilidad de pagar un poquito más, y Ojo, viajás con aire acondicionado. Otra cosa es la limpieza, bueno, antes de sentarte ya está claro que tenés que pasarle un pañuelito al asiento, o bueno, la mano. Y no toques las cortinas, apelmazadas, por supuesto.
Y tanto observar, a los pasajeros, al chofer, al bondi, se me da por observar por la ventana y es cuando veo y gracias a Dios, reacciono que me tengo que bajar. Toco el muy útil timbre, y con muchísimo cuidado, desciendo, por supuesto temblando por miedo a caerme. Qué bueno llegar a destino. (recuerden bajar por la puerta trasera)
Demás está decir que lo más entretenido es cuando me pongo a mirar a los que suben, nunca falta algún que otro ridículo que llame mi atención , con la cara llena de aros, alfileres de gancho, rastas.
Por supuesto que también el bondi tiene cosas feas, viajar en verano por ejemplo, en la calle 40º, en el bondi 53º. Eso claro, si quisiste encanutar un par de monedas, porque sino, tenés la posibilidad de pagar un poquito más, y Ojo, viajás con aire acondicionado. Otra cosa es la limpieza, bueno, antes de sentarte ya está claro que tenés que pasarle un pañuelito al asiento, o bueno, la mano. Y no toques las cortinas, apelmazadas, por supuesto.
Y tanto observar, a los pasajeros, al chofer, al bondi, se me da por observar por la ventana y es cuando veo y gracias a Dios, reacciono que me tengo que bajar. Toco el muy útil timbre, y con muchísimo cuidado, desciendo, por supuesto temblando por miedo a caerme. Qué bueno llegar a destino. (recuerden bajar por la puerta trasera)
Inteligencia Colectiva?
Me encantó este video, y queria compartirlo con uds. Es increible, y hummillante a la vez ya que en gym a nosotras no nos sale girar un brazo hacia adelante y otro hacia atras, q frustración :( jaja.
Se puede calificar como un caso de inteligencia colectiva?
Dato importante: Las 21 chicas son sordomudas, sus entrenadores les envian señales desde las esqinas del escenario.
Disfrutenlo
Besos
"Danza de las manos"
Se puede calificar como un caso de inteligencia colectiva?
Dato importante: Las 21 chicas son sordomudas, sus entrenadores les envian señales desde las esqinas del escenario.
Disfrutenlo
Besos
"Danza de las manos"
martes, 18 de agosto de 2009
Manifestaciones de Inteligencia Colectiva
En este video, el profesor Miguel Arrufat habla de la Inteligencia Colectiva como "depósitos de conocimiento implícitos y explícitos", focalizándose en algunas manifestaciones que este concepto (que es más amplio y dinámico que la idea de depósito) tiene en el ciberespacio.
Sobre el final se agregan consideraciones sobre lo que, en el futuro, podrían ser los Sistemas Operativos Sociales.
Sobre el final se agregan consideraciones sobre lo que, en el futuro, podrían ser los Sistemas Operativos Sociales.
Balance
Este cortometraje, de 1989, pertenece a Wolfgang y Christoph Lauenstein.
¿Qué les trae a la mente?
¿Qué les trae a la mente?
lunes, 17 de agosto de 2009
El Bizco Enamorado
Hay personas que tienen cierta prevención contra los cojos. Los creen malos, incapaces de una buena acción. Sin embargo, hoy he descubierto que un cojo es una torta y pan pintado junto a un bizco, sobre todo si se trata de un bizco enamorado.
Iba sentado hoy en el tranvía cuando al volver la vista tropecé con una pareja constituida por un robusto bizco, con lentes de armadura de carey y una moza rubiona, cara de pseudo estrella cinematográfica (hay que ver que la pseudo estrellas que han salido en estos tiempos de perdición). La moza tenía uno de esos ojasos que dicen “me gustan todos, todos menos el que llevo al lado”. El bizco robusto la trabajaba de conversación. Era el novio, se veía a la legua, la moza rubiona escuchaba semiaburrida y mi bizco dale que dale. Yo pensaba de paso: “Te adornará la frente, querido bizco” y no podía menos que acusarme de mal pensado, porque…aunque digamos díganme ustedes, debe haber millares de cristianos con los dos ojos derechos para ir a elegir uno cuyo ojo está como clavado en un vértice de la órbita.
El bizco hacía su trabajo amoroso con el ojo estropeado. Con el otro vigilaba a los pasajeros que se mordían para no sonreír y nadie podía sustraerse a la emoción curiosa que le producía ese fulano, bien peinado, bien bañado que esgrimía su “bizquera” como una tremenda arma de combate destinada a enternecer a corazón de la rubiona.
Porque no hay vuelta. El bizco la trabajaba con su ojo tuerto. Yo no sé de que músculo o nervio se valía para mover el mentado ojo, pero por momentos tenia la sensación de que el bizco le metía ojo en la nariz de la moza, luego paseaba su mirada sobre la concurrencia masculina, aspiraba profundamente el viento, e infatigablemente, sorbido que había el aire, volvía a la carga con tal denuedo, que la moza, elevando impaciente sus pupilas en el ojo tuerto, permanecía como hipnotizada durante un minuto, luego paseaba su mirada sobre la concurrencia masculina, con mas delectación que la que debe permitirse una mujer que va a maridar.
El bizco no por eso se daba por vencido, sino al contrario, en los desairasen de la rubiona encontraba aliciente para hacer girar la ortofónica de su chamuyo (me ha salido una frase tipo nueva sensibilidad) y esa lata eterna, con el sujeto que momentos parecía embestir con la nariz y rasgarle la cara a la muchacha con el ojo tuerto, no podía ser mas grotesca y patética. Y no había un solo pasajero en el tranvía que no pensara:
“Te adornará la frente, querido bizco”.
El amor no es compatible con la bizquera. No pude serlo. No lo será jamás. Un bizco comienza por ver torcidas las cosas, menos las que afectivamente lo están. Un bizco no puede hablar de la luna, de las estrellas y de las flores, porque su tendencia a hablar de estas bellezas es poner los ojos en blanco, y cuando bizco pone los ojos en blanco los remueve furiosamente, como un toro que lo llevan matadero, convirtiendo lo romántico de la situación en algo así como un melodrama por secciones.
Un tuerto puede ser alegre o no, un bizco no. Un bizco es siempre suspicaz. Un bizco no pude ser amado, porque por insensible que una mujer sea, se resiste a ese espectáculo de un ojo a travesado que la espía como un foco infernal.
Un bizco tiene tendencia al drama, a la tragedia en cuatro columnas, a la matanza pública o en privado con una ametralladora, sable y cuchillo. Un bizco es más celoso que un turco y si no es celoso no es bizco, es entones un bizco apócrifo, un bizco imposible, un bizco absurdo.
De vez en cuado el bizco ponía cara amenazadora, examinaba los buenos mozos del tranvía y parecía decirles:
“Cuando me case con esta moza la pondré bajo llave”. Luego levantaba la nariz, aspiraba aire con un elefante y volvía a la carga, y otra vez dale que dale, como si se encontrara frente al Verdún del feminismo, al que había que demoler con cañonazos de lata.
Indudablemente, un bizco enamorado es un espectáculo melodramático y tragicómico, sobre todo si se la tira de sentimental y gasta gafas y se peina con gomina. Por eso todos los tripulantes de ese tranvía nos mirábamos como si de pronto nos hubieran trasladado a un centro recreativo, mientras la moza rubiona miraba en derredor como diciendo:
“Dejen que vayamos al Civil, y luego verán como lo meto en vereda”
Fuente:
"Aguafuertes Porteñas"
Crónicas del diario "El Mundo"
Roberto Arlt
Mi comentario
lunes, 10 de agosto de 2009
Lenguaje Audiovisual
Nos introducimos hacia el Lenguaje Audiovisual
El lenguaje audiovisual , como el lenguaje verbal que utilizamos ordinariamente al hablar o escribir, tiene unos elementos morfológicos, una gramática y unos recursos estilísticos. Está integrado por lo tanto por un conjunto de símbolos y unas normas de utilización que nos permiten comunicarnos con otras personas. Sus características principales son:
- Es un sistema de comunicación multisensorial (visual y auditivo) donde los contenidos icónicos prevalecen sobre los verbales.
- Promueve un procesamiento global de la información que proporciona al receptor
una experiencia unificada.
- Es un lenguaje sintético que origina un encadenamiento de mosaico en el que sus elementos sólo tienen sentido si se consideran en conjunto.
- Moviliza la sensibilidad antes que el intelecto. Suministra muchos estímulos afectivos que condicionan los mensajes cognitivos. "Opera de la imagen a la emoción y de la emoción a la idea" (Eisenstein).
Aclaramos algunos conceptos:
Plano cinematográfico es la unidad narrativa más pequeña pero significativa del hecho audiovisual. Es la parte de una película rodada en una única toma.
Plano: es la perspectiva de los personajes, objetos y elementos de las imágenes tal como los capta el observador desde un lugar y un ángulo determinados. Mientras el punto de vista se mantiene fijo en un lugar y no varía el ángulo ni la distancia desde la que se contempla se habla de un mismo tamaño de plano.
Toma: Denominación dada a cada una de las veces que se rueda un mismo plano, habitualmente identificada con un número y cuya extensión comprende desde que en rodaje se sincronizan con la claqueta imagen y sonido hasta que se da la órden de cortar.
Secuencia, en lingüística, es el conjunto de elementos de cualquier rango ordenados en sucesión. En lenguaje audiovisual se llama secuencia a un plano o una sucesión de planos que conforman una unidad narrativa diferenciada por razones espaciales o temporales.
Dentro de la secuencia debe haber una unidad, tanto temporal, como espacial, es decir, debe transcurrir linealmente en el tiempo y en un espacio único o relacionado (el espacio puede variar si la cámara sigue al personaje a través de diversas estancias o lugares, pero esto es menos común).
¿Qué es angulación de una cámara?
Llamamos angulación a la diferencia entre el nivel de la toma de vista y el del objeto que debe ser filmado. Un objeto puede parecer mejor o peor según el punto de vista desde donde se mira. Un personaje puede ser más o menos importante desde donde se mire.
La importancia de la Angulación de una Cámara...
El ángulo es una de tantas formas que el director tiene para expresarse, para hablar.Los ángulos opinan porque dan una idea sobre los objetos según la posición de la cámara. No creas que el acercar la cámara a los objetos sea un capricho del director, como tampoco lo es buscar el ángulo adecuado. Un objeto puede parecer mejor o peor según el punto de vista desde donde lo miras; un personaje puede ser más o menos importante según el punto de vista desde donde si mira, o sea, te ayudará a dar una opinión sobre el objeto enfocado. Es una de tantas maneras que el director de la película tiene para hablar.
Los ángulos dan una idea sobre los objetos según la posición de la cámara. Por ejemplo, la cámara podemos colocarla en cualquier lugar. Así, si la situamos per-pendicular al rostro del personaje tendremos un ángulo frontal. Cuando colocamos la cámara en un punto alto respecto al personaje conseguiremos un ángulo en picado, que emite una opinión de agobio sobre el personaje.Situando la cámara en el suelo, ésta emite un efecto estético, situada la cámara desde arriba, desde un avión, desde la torre de una iglesia, etc. buscará darnos una perspectiva estética y de reconocimiento de ambientes o paisajes. Y así con diferentes tipos de posiciones lograr los efectos más adecuados para la resolución de una escena, secuencia, una simple toma, etc.
El lenguaje audiovisual , como el lenguaje verbal que utilizamos ordinariamente al hablar o escribir, tiene unos elementos morfológicos, una gramática y unos recursos estilísticos. Está integrado por lo tanto por un conjunto de símbolos y unas normas de utilización que nos permiten comunicarnos con otras personas. Sus características principales son:
- Es un sistema de comunicación multisensorial (visual y auditivo) donde los contenidos icónicos prevalecen sobre los verbales.
- Promueve un procesamiento global de la información que proporciona al receptor
una experiencia unificada.
- Es un lenguaje sintético que origina un encadenamiento de mosaico en el que sus elementos sólo tienen sentido si se consideran en conjunto.
- Moviliza la sensibilidad antes que el intelecto. Suministra muchos estímulos afectivos que condicionan los mensajes cognitivos. "Opera de la imagen a la emoción y de la emoción a la idea" (Eisenstein).
Aclaramos algunos conceptos:
Plano cinematográfico es la unidad narrativa más pequeña pero significativa del hecho audiovisual. Es la parte de una película rodada en una única toma.
Plano: es la perspectiva de los personajes, objetos y elementos de las imágenes tal como los capta el observador desde un lugar y un ángulo determinados. Mientras el punto de vista se mantiene fijo en un lugar y no varía el ángulo ni la distancia desde la que se contempla se habla de un mismo tamaño de plano.
Toma: Denominación dada a cada una de las veces que se rueda un mismo plano, habitualmente identificada con un número y cuya extensión comprende desde que en rodaje se sincronizan con la claqueta imagen y sonido hasta que se da la órden de cortar.
Secuencia, en lingüística, es el conjunto de elementos de cualquier rango ordenados en sucesión. En lenguaje audiovisual se llama secuencia a un plano o una sucesión de planos que conforman una unidad narrativa diferenciada por razones espaciales o temporales.
Dentro de la secuencia debe haber una unidad, tanto temporal, como espacial, es decir, debe transcurrir linealmente en el tiempo y en un espacio único o relacionado (el espacio puede variar si la cámara sigue al personaje a través de diversas estancias o lugares, pero esto es menos común).
¿Qué es angulación de una cámara?
Llamamos angulación a la diferencia entre el nivel de la toma de vista y el del objeto que debe ser filmado. Un objeto puede parecer mejor o peor según el punto de vista desde donde se mira. Un personaje puede ser más o menos importante desde donde se mire.
La importancia de la Angulación de una Cámara...
El ángulo es una de tantas formas que el director tiene para expresarse, para hablar.Los ángulos opinan porque dan una idea sobre los objetos según la posición de la cámara. No creas que el acercar la cámara a los objetos sea un capricho del director, como tampoco lo es buscar el ángulo adecuado. Un objeto puede parecer mejor o peor según el punto de vista desde donde lo miras; un personaje puede ser más o menos importante según el punto de vista desde donde si mira, o sea, te ayudará a dar una opinión sobre el objeto enfocado. Es una de tantas maneras que el director de la película tiene para hablar.
Los ángulos dan una idea sobre los objetos según la posición de la cámara. Por ejemplo, la cámara podemos colocarla en cualquier lugar. Así, si la situamos per-pendicular al rostro del personaje tendremos un ángulo frontal. Cuando colocamos la cámara en un punto alto respecto al personaje conseguiremos un ángulo en picado, que emite una opinión de agobio sobre el personaje.Situando la cámara en el suelo, ésta emite un efecto estético, situada la cámara desde arriba, desde un avión, desde la torre de una iglesia, etc. buscará darnos una perspectiva estética y de reconocimiento de ambientes o paisajes. Y así con diferentes tipos de posiciones lograr los efectos más adecuados para la resolución de una escena, secuencia, una simple toma, etc.
Movimientos de cámara y planos - Ejémplos
Sencilla ejemplificación de planos y angulaciones.
Este video, además de planos y angulaciones, agrega otros conceptos como flashback, elipsis o flashfordward, etcétera.
Movimientos de cámara, nombrados con denominaciones en inglés que difieren sólo un poco con las que vamos a acordar utilizar.
Este video, además de planos y angulaciones, agrega otros conceptos como flashback, elipsis o flashfordward, etcétera.
Movimientos de cámara, nombrados con denominaciones en inglés que difieren sólo un poco con las que vamos a acordar utilizar.
Aplicación de conceptos de Leguaje Audiovisual
En este video se analiza un un spot publicitario de la década del ochenta en base a los conceptos de lenguaje audiovisual que hemos visto.
Conceptos y reglas básicas del lenguaje audiovisual
Esta presentación, creada por José M. Latorre, fue utilizada para basar un proyecto de producción audivisual con alumnos del Bachillerato IES Alameda. Nos sirve perfectamente para conocer sencillamente los tipos de plano, angulación, reglas básicas del lenguaje audiovisual y demás.
Taller Corto
View more documents from Jose m. Latorre.
domingo, 9 de agosto de 2009
Documentales de La Nación Online
Continuando con la exploración de objetos audiovisuales de contenido documental, encontramos que la versión digital del diario La Nación ofrece siempre videos sencillos que desarrollan diversos temas. Acá van algunos ejémplos:
lunes, 3 de agosto de 2009
LA TRISTEZA DEL SABADO INGLES
LA TRISTEZA DEL SABADO INGLES
¿Será acaso, porque me paso vagabundeando toda la semana, que el sábado y el domingo se me antojan los días más aburridos de la vida? Creo que el domingo es aburrido de puro viejo y que el sábado inglés es un día triste, con la tristeza que caracteriza a la raza que le ha puesto su nombre.
El sábado inglés es un día sin color y sin sabor; un día que "no corta ni pincha" en la rutina de las gentes. Un día híbrido, sin carácter, sin gestos.
Es día en que prosperan las reyertas conyugales y en el cual las borracheras son más lúgubres que un "de profundis" en el crepúsculo de un día nublado. Un silencio de tumba pesa sobre la ciudad. En Inglaterra, o en países puritanos, se entiende. Allí hace falta el sol, que es, sin duda alguna, la fuente natural de toda alegría. Y como llueve o nieva, no hay adonde ir; ni a las carreras, siquiera. Entonces la gente se queda en sus casas, al lado del fuego, y ya cansada de leer Punch, hojea la Biblia.
Pero para nosotros el sábado inglés es un regalo modernísimo que no nos convence. Ya teníamos de sobra con los domingos. Sin plata, sin tener adonde ir y sin ganas de ir a ninguna parte, ¿para qué queríamos el domingo? El domingo era una institución sin la cual vivía muy cómodamente la humanidad.
Tata Dios descansó en día domingo, porque estaba cansado de haber hecho esta cosa tan complicada que se llama mundo. Pero ¿qué han hecho, durante los seis días, todos esos gandules que por ahí andan, para descansar el domingo? Además, nadie tenía derecho a imponernos un día más de holganza. ¿Quién lo pidió? ¿Para qué sirve?
La humanidad tenía que aguantarse un día por semana sin hacer nada. Y la humanidad se aburría. Un día de "flaca" era suficiente. Vienen los señores ingleses y, ¡qué bonita idea!, nos endilgan otro más, el sábado.
Por más que trabaje, con un día de descanso por semana es más que suficiente. Dos son insoportables, en cualquier ciudad del mundo. Soy, como verán ustedes, un enemigo declarado e irreconciliable del sábado inglés.
Corbata que toda la semana permanece embaulada. Traje que ostensiblemente tiene la rigidez de las prendas bien guardadas. Botines que crujían. Lentes con armadura de oro, para los días sábado y domingo. Y tal aspecto de satisfacción de sí mismo, que daban ganas de matarlo. Parecía un novio, uno de esos novios que compran una casa por mensualidades. Uno de esos novios que dan un beso a plazo fijo.
Tan cuidadosamente lustrados tenía los botines que cuando salí del coche no me olvidé de pisarle un pie. Si no hay gente el hombre me asesina.
Después de este papanatas, hay otro hombre del sábado, el hombre triste, el hombre que cada vez que lo veo me apena profundamente.
Lo he visto numerosas veces, y siempre me ha causado la misma y dolorosa impresión.
Caminaba yo un sábado por una acera en la sombra, por la calle Alsina –la calle más lúgubre de Buenos Aires– cuando por la vereda opuesta, por la vereda del sol, vi a un empleado, de espaldas encorvadas, que caminaba despacio, llevando de la mano una criatura de tres años.
La criatura exhibía, inocentemente, uno de esos sombreritos con cintajos, que sin ser viejos son deplorables. Un vestidito rosa recién planchado. Unos zapatitos para los días de fiesta. Caminaba despacio la nena, y más despacio aún, el padre. Y de pronto tuve la visión de la sala de una casa de inquilinato, y la madre de la criatura, urea mujer joven y arrugada– por las penurias, planchando los cintajos del sombrero de la nena.
El hombre caminaba despacio. Triste. Aburrido. Yo vi en él el producto de veinte años de garita con catorce horas de trabaja y un sueldo de hambre, veinte años de privaciones, de. sacrificios estúpidos y del sagrado terror de que lo echen a la calle. Vi en él a Santana, el personaje de Roberto Mariani.
Y en el centro, la tarde del sábado es horrible. Es cuando el comercio se muestra en su desnudez espantosa. Las cortinas metálicas tienen rigideces agresivas.
Los sótanos de las casas importadoras vomitan hedores de brea, de benzol y de artículos de ultramar. Las tiendas apestan a goma. Las ferreterías a pintura. El cielo parece, de tan azul, que está iluminando una factoría perdida en el África. Las tabernas para corredores de bolsa permanecen solitarias y lúgubres. Algún portero juega al mus con un lavapisos a la orilla de una mesa. Chicos que parecen haber nacido por generación espontánea de entre los musgos de las casas–bancas, aparecen a la puerta de "entrada para empleados" de los depósitos de dinero. Y se experimenta el terror, el espantoso terror de pensar que a estas mismas horas en varios países las gentes se ven obligadas a no hacer nada, aunque tengan ganas de trabajar o de morirse.
No, sin vuelta de hoja; no hay día más triste que el sábado inglés ni que el empleado que en un sábado de éstos está buscando aún, a las doce de la noche, en una empresa que tiene siete millones de capital, ¡un error de dos centavos en el balance de fin de mes!
¿Será acaso, porque me paso vagabundeando toda la semana, que el sábado y el domingo se me antojan los días más aburridos de la vida? Creo que el domingo es aburrido de puro viejo y que el sábado inglés es un día triste, con la tristeza que caracteriza a la raza que le ha puesto su nombre.
El sábado inglés es un día sin color y sin sabor; un día que "no corta ni pincha" en la rutina de las gentes. Un día híbrido, sin carácter, sin gestos.
Es día en que prosperan las reyertas conyugales y en el cual las borracheras son más lúgubres que un "de profundis" en el crepúsculo de un día nublado. Un silencio de tumba pesa sobre la ciudad. En Inglaterra, o en países puritanos, se entiende. Allí hace falta el sol, que es, sin duda alguna, la fuente natural de toda alegría. Y como llueve o nieva, no hay adonde ir; ni a las carreras, siquiera. Entonces la gente se queda en sus casas, al lado del fuego, y ya cansada de leer Punch, hojea la Biblia.
Pero para nosotros el sábado inglés es un regalo modernísimo que no nos convence. Ya teníamos de sobra con los domingos. Sin plata, sin tener adonde ir y sin ganas de ir a ninguna parte, ¿para qué queríamos el domingo? El domingo era una institución sin la cual vivía muy cómodamente la humanidad.
Tata Dios descansó en día domingo, porque estaba cansado de haber hecho esta cosa tan complicada que se llama mundo. Pero ¿qué han hecho, durante los seis días, todos esos gandules que por ahí andan, para descansar el domingo? Además, nadie tenía derecho a imponernos un día más de holganza. ¿Quién lo pidió? ¿Para qué sirve?
La humanidad tenía que aguantarse un día por semana sin hacer nada. Y la humanidad se aburría. Un día de "flaca" era suficiente. Vienen los señores ingleses y, ¡qué bonita idea!, nos endilgan otro más, el sábado.
Por más que trabaje, con un día de descanso por semana es más que suficiente. Dos son insoportables, en cualquier ciudad del mundo. Soy, como verán ustedes, un enemigo declarado e irreconciliable del sábado inglés.
Corbata que toda la semana permanece embaulada. Traje que ostensiblemente tiene la rigidez de las prendas bien guardadas. Botines que crujían. Lentes con armadura de oro, para los días sábado y domingo. Y tal aspecto de satisfacción de sí mismo, que daban ganas de matarlo. Parecía un novio, uno de esos novios que compran una casa por mensualidades. Uno de esos novios que dan un beso a plazo fijo.
Tan cuidadosamente lustrados tenía los botines que cuando salí del coche no me olvidé de pisarle un pie. Si no hay gente el hombre me asesina.
Después de este papanatas, hay otro hombre del sábado, el hombre triste, el hombre que cada vez que lo veo me apena profundamente.
Lo he visto numerosas veces, y siempre me ha causado la misma y dolorosa impresión.
Caminaba yo un sábado por una acera en la sombra, por la calle Alsina –la calle más lúgubre de Buenos Aires– cuando por la vereda opuesta, por la vereda del sol, vi a un empleado, de espaldas encorvadas, que caminaba despacio, llevando de la mano una criatura de tres años.
La criatura exhibía, inocentemente, uno de esos sombreritos con cintajos, que sin ser viejos son deplorables. Un vestidito rosa recién planchado. Unos zapatitos para los días de fiesta. Caminaba despacio la nena, y más despacio aún, el padre. Y de pronto tuve la visión de la sala de una casa de inquilinato, y la madre de la criatura, urea mujer joven y arrugada– por las penurias, planchando los cintajos del sombrero de la nena.
El hombre caminaba despacio. Triste. Aburrido. Yo vi en él el producto de veinte años de garita con catorce horas de trabaja y un sueldo de hambre, veinte años de privaciones, de. sacrificios estúpidos y del sagrado terror de que lo echen a la calle. Vi en él a Santana, el personaje de Roberto Mariani.
Y en el centro, la tarde del sábado es horrible. Es cuando el comercio se muestra en su desnudez espantosa. Las cortinas metálicas tienen rigideces agresivas.
Los sótanos de las casas importadoras vomitan hedores de brea, de benzol y de artículos de ultramar. Las tiendas apestan a goma. Las ferreterías a pintura. El cielo parece, de tan azul, que está iluminando una factoría perdida en el África. Las tabernas para corredores de bolsa permanecen solitarias y lúgubres. Algún portero juega al mus con un lavapisos a la orilla de una mesa. Chicos que parecen haber nacido por generación espontánea de entre los musgos de las casas–bancas, aparecen a la puerta de "entrada para empleados" de los depósitos de dinero. Y se experimenta el terror, el espantoso terror de pensar que a estas mismas horas en varios países las gentes se ven obligadas a no hacer nada, aunque tengan ganas de trabajar o de morirse.
No, sin vuelta de hoja; no hay día más triste que el sábado inglés ni que el empleado que en un sábado de éstos está buscando aún, a las doce de la noche, en una empresa que tiene siete millones de capital, ¡un error de dos centavos en el balance de fin de mes!
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