Podría escribirte miles de crónicas de cualquier parte de mi casa, pero hay una que es solo mía y es de la que mas podría hablar, en la que tengo todo el tiempo para sentarme en un rincón a escribir sin molestar a nadie.
Desde acá, sentada en mi cama, a mi izquierda puedo ver la computadora, gran pasatiempo, la que me ayuda a hacer muchas tareas y matar el aburrimiento esos días que no hay nada para hacer. Llena de figuritas que pegó mi hermanita, llena de adornos de cumpleaños de 15 de mis amigas, prendida, reproduciendo canciones de Ricardo Arjona, un gusto que comparto con mamá cuando estamos aburridas. Atrás de la computadora está la ventana que da al patio que, podría decirte, me vio crecer, jugando en mi pieza o en el patio; con amigos o primos; cumpleaños, tardes aburridas andando en bicicleta. La computadora no es la única adornada, porque la ventana también está llena de muñecos colgando, el más grande y más importante es una muñeca de trapo con cartel que tiene escrito mi nombre, regalo de cumpleaños de mi tía hecho por ella.
En mi habitación guardo cosas, cosas importantes, claro que algunas solo son importantes solo para mí. Como la muñeca de mi tía, peluches como “Donato” el león amarillo y naranja que me regalo mi abuela cuando cumplí mi primer año, él podría contarte mejor que yo cosas sobre este cuarto, siempre observando todo desde la almohada de mi cama, podría pasarse horas contando historias de mi vida, llantos, alegrías, noches de risas y charlas con amigas, las mas largas y hermosas charlas con mamá, los discursos de papá, juegos que compartíamos cuando era pequeña…
A mi derecha tengo otra ventana que da a la calle, por la cual me gusta mirar cuando llueve y observar a las veredas mojadas y a algunos niños que corren bajo el agua pisando charquitos y divirtiéndose como alguna vez lo hice yo con mis vecinos.
Si miro hacia adelante ahí está el ropero, siempre quieto desde que duermo aquí, es el único que nunca cambié de lugar al querer ordenar de diferentes maneras para cambiar mi cuarto; será porque papá nunca tuvo tiempo para ayudarme moverlo… Con una puerta abierta se puede ver un póster pegado sobre ella, cajas que guardan más recuerdos como cartas, fotos, alguna flor…
El ropero, el ropero que nunca estuvo ordenado totalmente, Donato te lo podría afirmar, lleno de juguetes de la infancia, entre ellos la primer Barbie que papá me regalo cuando estaba enferma, la cocinita y más muñecas.
Y por último, atrás mío, una pared grande de color rosa claro de la cuál cuelga un cuadro pintado por mi tía abuela, con un niña sentada en un bello paisaje con un lago rodeada de gansos; y todavía recuerdo el día que la fui a visitar y me lo obsequió diciendo que esa niña era yo.
En fin, esta es mi habitación, llena de cosas, cosas importantes, como dije antes, importantes para mí, llena de recuerdos, llena de sueños.
Re linda! Quien no tiene barbyes viejas tiradas por su pieza jajaja! Muy buena, un besito Eli!
ResponderEliminarMuy lindo Eli!!! Para mí siempre mi pieza fue mi lugar favorito de la casa... Y también tengo muchos recuerdos de mi infancia jeje
ResponderEliminarFelicitacioens!!! Saludos!