lunes, 2 de noviembre de 2009

Yacimiento Petrolífero Federal

Iba a este lugar, porque a mi gusto, era un lugar interesante para redactar este trabajo. Al darme cuenta de que faltaba poco para su fecha de entrega, empecé a pensar (quizás muy apresuradamente) en lugares a los que se les pueda dar algún tipo de significado, mediante la escritura y el apreciamiento del mismo. Pensé en varias cosas, pero llegué a elegir un lugar frecuentado por muchas personas de los cuales muchos descansan allí, de un largo y tedioso viaje… otros de uno más corto, pero ya que sus necesidades fisiológicas se lo exigieron, pararon allí para satisfacerlas y así hacer menos engorroso y mal aventurado su viaje por la ruta 11.

Voy, siendo las 19:00 HR y me encuentro más con adolescentes que con adultos. Mientras estoy sentado en una mesa próxima al mostrador, tengo más posibilidad de ver a la mayoría que si estaría mas cerca del baño, lugar en el cual se encuentran los que no quieren verse con muchas personas, ni que otros los vean. Sentado aquí puedo distinguir a dos chicas, entre 16 y 17 años, hablando de lo que pudo haber hecho su novio o su “mejor amiga”. En otra mesa están ubicados un grupo de chicos, de aproximadamente 15 o 16 años, bebiendo unas gaseosas y comiendo copetines. Al verlos se puede distinguir su vitalidad y el disfrute del no hacer nada productivo, de andar por ahí y parar en una estación de servicio a charlar o a pasar el tiempo, mientras los adultos trabajan y cumplen su función de acuerdo a su edad y madurez; los adolescentes cumplen la suya.

En las mesas del alrededor veo grupos de jóvenes también, pero de aproximadamente 20 años, charlando de sus cosas, seguramente un poco más serias de las que puede estar hablando un adolescente promedio de entre 14 y 17 años; quizás no tan serias, pero en esas conversaciones ya se descartan los temas como por ejemplo: la salida de los viernes, las “minitas”, los boliches frecuentados hace unos años, las pruebas, los trimestres o Bariloche. Se habla más de los parciales, las relaciones con la pareja de cada uno, la salida que sólo se hará una o dos veces al mes solamente, o quizás organizando un asado luego de que cobren sus salarios que se hará en la casa del que no trabaja, así se reparten las cosas.

Sólo hay un matrimonio aquí ahora, con un capuchino cada uno, la señora lee el diario muy tranquila, mientras el señor sólo se queda sentado esperando que su esposa le diga algo, quizás una noticia, o quizás… un cumplido.

Este lugar no es recomendable para alguien que no quiera estirar un poco más su billetera, los adolescentes prefieren más ir al centro de Capitán Bermúdez, que aquí, ya que los precios son más caros que en otros lugares, aquí sólo se viene cuando no hay otro lugar al cual ir; cuando se juega algún clásico, eliminatoria o mundial; o al salir de algún boliche un sábado o domingo a la madrugada, y quedó algún resto, se decide venir aquí para desayunar y así hacer “completa” una salida. Si llueve es el refugio preferido para aquellos que no tuvieron las posibilidades, las ganas, o el permiso de ir a algún boliche en otra cuidad.

También, es un lugar de “charlas de pareja”; y tampoco es raro encontrar a algún hombre o a alguna mujer tomando un whisky luego de una pelea con su pareja o después de un día muy agitado en el trabajo, el whisky es sinónimo de calmante luego de una altercado.

En fin, si bien este no es un lugar histórico, es un lugar en el cual uno descansa de un largo viaje; de una pelea; disfruta el tiempo libre; confiesa algo a su amigo; a su pareja; o impide el rápido regreso a las obligaciones y ocupaciones, mejor dicho: casa.

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