sábado, 25 de julio de 2009

Año Nuevo


AÑO NUEVO

Me revienta escribir sobre año nuevo. Cierto es que nadie me obliga hacerlo, pero debido a que es el tema de cajón de todos los plumeriferos que nos ganamos el pan, hay que recaer en el tema. Cosa, insisto, que me revienta, porque si analizamos un poco, maldita la gracia que nos puede hacer tener un año menos de vida o ser un año mas viejo de lo que éramos el año pasado.

.Además…

¿Es usted un año más rico por ser año nuevo? No. ¿Es más feliz? Probablemente no. ¿Es mas joven? No. ¿Sus deudas han mermado? No. Y entonces ¿de qué alegrarse? ¿De no haberse muerto el año pasado? Es lo único… Para colmo este año nuevo empieza con un baterío espantoso; me lo encuentro a X que me dice:

-Indudablemente yo soy un hombre de principios. He vivido siempre sin un centavo y para no contrariar esos principios, comienzo el año con tal infinidad de deudas y tan sin plata que yo, alegremente, no se lo que va a ocurrir.

Me encuentro a otro X que se me acerca y me dice al oído, con uno de esos gestos pavorosos que dibujan los hombres que conocen el secreto del futuro:

-¡Amáquese amigo! El próximo año comercial es de quiebras, convocatorias, estafas, fraudes, incendios, desapariciones, la mar en coche. ¡Amáquese amigo!

Me aparto de este sujeto tenebroso y agorero, y doy de narices con un político nefasto, charlatán, desfachatado como una estatua y soturno como un calabrés que, después de depositar su pegajosa mano fría en la mía, la aparta, diseña como una especie de horóscopo cabalístico en el espacio para vomitar luego, con insigne fruición:

-Este próximo año, un presente griego. Revolución en perspectiva, partidos políticos que se fusionaran con altos personajes militares y policiales; tenemos grandes diarios a nuestro servicio; denunciaremos treinta mil fortunas nuevas hechas en un año a base de radicalismo; atentados al presidente, sabotajes, huelgas. ¡Abaníquese amigo, compañero!

Trotando me he apartado de este endiablado facineroso. De pronto, me toma del brazo el empleado de una empresa y, confidencialmente, me invita un cívico. De paso me cuenta:

-Estoy contento con mi nuevo patrón. Hoy me llamó aparte y me dijo: Cierto es que no le he aumentado el sueldo ni le he dado aguinaldo, pero en cambio, no lo he incluido en la lista de economías que regirá el año próximo en mi empresa.

Y mi empleado continúa:

-Este año próximo vamos a tener un mercado de ofrecimientos de empleado extraordinario. La situación esta muy mala.

He huido despavorido. Me he metido en mi caverna situada en una casa de pensión y, de pronto, un ruido de voces hace que asome la punta de la nariz por el tragaluz para escucharla a doña Irene, la magnánima cocinera del antro en que vivo. Y he escuchado que doña Irene decía:

-No se puede vivir. Un tomate cuesta diez centavos. Una plantita de lechuga rasposa, diez centavos. Un choclo desabrido, diez centavos. A los pensionistas va a haber que darles alfalfa si no queremos ir a la ruina.

Indudablemente – he pensado- este año nuevo los pesebres se habilitarán como pensiones. ¡Maldita sea la situación!

.No señor…

No señor, me revienta hablar del año nuevo, no oigo nada más que a quejosos. Pero lo grave es que tienen razón. ¿No seria preferible escribir sobre algún tema más divertido? Por ejemplo, sobre los gordos que hacen gimnasia. Es un plato. Pero no. Oficialmente tengo que escribir sobre año nuevo. ¿Que voy a decir sobre año nuevo si a mi no me interesa? Lo único que veremos la noche del año nuevo serán formidables brigadas de pelafustanes que a caballo sobre la capota de un auto esgrimen un sombrero con una mano y una botella de cerveza en la otra. Y en los cafés del centro, señoras que una vez al año llevan a los chicos a “ver la iluminación”; en fin, toda la cáfila sudorosa de gente barriguda, grasienta, que larga vapores de salchichones injeridos y ensaladas trasnochadas, mientras los purretes se sacan los mocos con el revés de la manga de una blusa marinera.

A los únicos que legra e inquieta simultáneamente el año nuevo es a los “trompas” de los bodegones”. No hay envenenador de estos que no salga veinte veces al día a la vereda para olfatear el cielo, a observar si no se esta formando una tormenta que le estropee los ingresos que espera obtener a base de los gargueros resecos de toda la gente que se ha lanzado a la calle a “divertirse”. Se lo regalo al “divertimiento”.

.Lo único lindo

Lo único lindo de la noche que ha servido para entrar al año nuevo son las doce horas las doce horas en las distancias se cubren de hilos de pensamiento, pensamientos de los amantes distantes que se buscan a través del espacio y se reencuentran con mudas promesas de pensamiento en tanto las sirenas oradaban el cielo con silbos aulladores. Lo único lindo de la entrada al año nuevo han sido las doce de la noche, hora patética en que muchos corazones se preguntarán en dulce incertidumbre: ¿que será de la vida en este año entrante?

Y lo único lindo ha sido y será siempre esto: el enigma de lo que vendrá a cuestas de los doce meses próximos. Sean amigos o enemigos.


1 de enero de 1930

Comentario, reflexion.



















1 comentario:

  1. profe: costo pero salio... jaja
    ojala que este bien...
    espero su correccion!!!

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