Ya era habitual para los vecinos de la ciudad de Granadero Baigorria, ver sentada a una niña de corta edad sobre un banco de la plaza en las tardes de crudo invierno, donde el cielo oscuro daba la sensación de que la noche caería de tarde... la espera de aquella niña se hacía eterna, la vuelta de su madre que sin razón alguna se había marchado.
Aquella niña que risueña ha dejado de ser, no encuentra respuesta alguna y recapitula detalle por detalle, para encontrar una razón para este abandono... aquella niña que a su edad debería fantasear con hadas y princesas, solo piensa en mantener la esperanza y no generar rencor hacia ella...
"(...)el cielo oscuro daba la sensación de que la noche caería de tarde."
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