Santiago, un chico de tan solo 29 años, un estudiante de medicina, fue una victima de la tragedia. En la mañana de la explosión, él había dejado el edificio junto a una chica. Se había olvidado algunas cosas importantes en su departamento. Lamentablemente volvió. Se encontraba subiendo por el ascensor cuando ocurrió el desastre. La acompañante lo esperaba abajo. Tan desesperada y dolorida cuando escuchó el ruido y vivió la explosión.
Nunca lo volvió a ver.
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