lunes, 9 de abril de 2012


Corría el año 1982 cuando de manera inesperada el país es informado a través de los medios de comunicación de aquella época del desembarco en las islas Malvinas por parte de tropas del ejército argentino.

Así nos informaban que arriaron la bandera inglesa del régimen colonialista e izaron nuestra insignia patria por primera vez en esas tierras después de más de cien años de usurpación.

Que triunfalismo, que sensación de acto de justicia por fin después de tanto tiempo, dicen desde 1838 ó 39, que la celeste y blanca por fin ondeara donde le correspondía por derecho de soberanía al estar dentro de la plataforma marítima correspondiente al territorio nacional.
Puedo dar fe de la implacable y certera campaña iniciada desde ese momento de tipo informativo y psicológico sobre toda la población del territorio nacional explicando los hechos históricos que fundamentaban el derecho de nuestro país sobre esas islas y demás islas del archipiélago, amén de ir preparando con una fuerte arenga de tipo militar y en un tono fuertemente triunfalista, la psicología de la ciudadanía ante la forma que iban tomando los acontecimientos como consecuencia del fracaso que se iba vislumbrando de las negociaciones diplomáticas , incluída la visita papal por aquellos tiempos.
Que sensación de franca traición la de naciones del continente americano quienes a través de un tratado previamente firmado y en plena vigencia el TIAR, tratado interamericano de ayuda recíproca, por el cual los miembros actuarían en ayuda del país que fuere víctima de cualquier agresión externa. EEUU el principal traidor a dicho tratado demostrando su apego al aliado anglosajón. Chile en segundo lugar que con su gobierno de facto, nada que ver con la democracia y solidaridad de estos tiempos actuales, pasó información y logística al enemigo inglés de esa época.
Y en la antípodas, la noble y leal actitud del gobierno y pueblo del Perú. Que además de armamento recuerdo ofreció aviones con sus pilotos para tan noble gesta en marcha.
Situación ésta, y por comparación, que años posteriores me produjo una terrible sensación de angustia , frustración, traición y cuanta más adjetivación exista ante la posición adoptada por el gobierno de Menen al venderle armamento de guerra a Ecuador en tiempos de su conflicto con Perú justamente. Venderle armamento al enemigo de quien fue solidario con nosotros en los momentos donde se juegan los cojones y corría la sangre de nuestros hermanos. Por Dios! Cuánto mejor están las condiciones hoy día con esos dos países después de tanta vergüenza ajena.
En lo personal vivía cada día, cada hora, cada minuto aferrado a los noticieros y ámbitos de lectura ansioso por cada novedad, cada situación referido no solo a lo acontecido en el desarrollo de las tratativas de tipo diplomático sino y con mayor emotividad durante el desarrollo de la etapa bélica propiamente dicha.
Es que estaba plenamente convencido de la razón por la cual peleábamos, es que tenía compañeros de estudio de la secundaria, que hacía poco tiempo habíamos terminado, oficiales subalternos ellos, por razones de edad participando de semejante gesta, es que deseaba ser convocado. Sí, de corazón deseaba ser convocado!
Creo que igual sentimiento tenía toda la comunidad, ejemplo de ello recuerdo una famosa colecta donde era ciertamente enternecedor ver la reacción de apoyo por parte de abuelos, niños, gente de todas las edades haciendo  su sincera colaboración para los soldados en Malvinas.
Mientras tanto, el triunfalismo, el vamos ganando, los exocets, el hundimiento de buques enemigos y etc.etc.etc.
Luego, la desazón…. LA DERROTA y lo peor de todo, ir tomando conciencia de la manipulación a que fuimos sometidos a través de los medios de información en la toma de conciencia de la falacia con que fuimos informados en algo de tanto sentimiento con tanta falsedad, hipocresía y desverguenza.
Cuanto dolor al enterarme de las falencias de quienes tuvieron las responsabilidades mayores en el mando del conflicto (en las islas como en el continente). Enterarnos que mandaron regimientos con soldados de entre 18 y 19 años recién ingresados al servicio militar sin tiempo alguno de preparación o adiestramiento mínimo para un conflicto armado. Armamento en muchos casos inadecuado como cañones de montaña para una zona llana, munición que no explotaba, pilas que no permitían la comunicación adecuada en momentos en que la vida se jugaba. Hambre, maldito hambre en esa zona inhóspita, y vestimenta inadecuada.
Y aún contra todas las desventajas habidas y por haber el reconocimiento a nuestros HÉROES,  a aquellos que aún en situación desventajosa se bancaron esos dos meses que quedarán en la historia de nuestra patria con miles de anécdotas de proezas vividas.
Pilotos de la fuera aérea, infantes de marina, infantería, artillería  de ejército, oficiales, suboficiales y soldados, mi MAYOR RECONOCIMIENTO A TODOS USTEDES.


HOMBRE 53 AÑOS.

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