Miguel Servet (Nació en Villanueva de Sigena,
Huesca el 29 de septiembre de 1511 y murió en ginebra el 27 de octubre de
1553). Fue un teólogo y medico español. Su padre ejercía la profesión de
notario. Pertenecía a una familia muy devota en la que había adabes, doctores y
gentes de toga. En su pueblo natal, sus padres le procuraron una educación
esmerada. Desde su niñez dio muestras de gran comprensión, avanzando en el
estudio de las matemáticas, de la historia y geografía, y distinguiéndose en el
de las lenguas sabias. En 1528 se inscribe en la Universidad de
Toulouse como estudiante de Derecho, despertándose entonces su vocación por la
Teología. Su protector, Juan de Quintana, le llevó a Italia primero y a
Alemania después, con el séquito de Carlos V. Mas tarde fue consejero y
confesor de Carlos V. Sus intereses abarcaron muchas ciencias: astronomía,
meteorología, geografía, jurisprudencia, teología y el estudio de la Biblia, matemáticas,
anatomía y medicina. Parte de su fama posterior se debe a su trabajo sobre
la circulación pulmonar descrita en su obra Christianismi Restitutio.
Participó en la Reforma Protestante y
desarrolló una cristología contraria a la Trinidad. Repudiado tanto
por los católicos como por los protestantes fue arrestado
en Ginebra. Sometido a juicio y condenado a morir en la hoguera por orden
del Consejo de la ciudad y las Iglesias Reformadas de los cantones,
cuando en ella predominaba la influencia de Juan Calvino. Es mártir de sus
ideas cristianas, más cristiano, aunque menos ortodoxo que los cristianos
católicos y reformados. Miguel Servet es nuestro máximo hereje y mártir
español, siempre creyó que todo lo que puede ser pensado, puede ser dicho,
discutido y hecho.
Fue humanista total, estudioso de todas las
ciencias y dominador de muchos idiomas, dicen que hubiera producido y
descubierto muchas cosas más, si hubiese estudiado muchas menos.
Fue en Alemania donde entró en relaciones
con los jefes de la Reforma,
tomando conciencia de la importancia del problema religioso que estaba agitando
a toda Europa.
En
Basilea conoció a Ecolampadio, teórico reformador que le acogió con gran
entusiasmo, pero que pronto se escandalizó de las doctrinas antitrinitarias de
Servet, echándolo de su casa. Los reformadores de Estrasburgo se alejaron de él
por el mismo motivo y Zwinglio, como estos, le repudió. Servet reclamó el
juicio de la opinión pública editando en 1531, en Alsacia, su célebre tratado
«De trinitatis erroribus». Apenas publicada su obra, fue perseguida y suprimida
en Ratisbona, y levantó una enorme polémica en Suiza y Alemania, donde fue
anatematizada por los reformadores. Meses después, Servet desarrolló sus ideas
teológicas en una nueva obra, «Dialogarum Trinitate».
Estos tratados, en los que
exponía un sistema filosófico y teológico personal, fundado en un panteísmo
místico, indignaron a los teólogos reformadores, hasta el punto que, amenazado
de muerte, Servet abandonó Alemania.
Llegado a Lyon, adoptó el nombre de
Villeneuve y se fingió natural de Tudela, abandonó la Teología y trabajó en el
taller de unos impresores que le confiaron la corrección y la anotación de la
«Geografía» de Tolomeo. Un año más tarde conoció a Sinforio Camper, médico
fundador del Colegio de Medicina lionés, quien le alentó en sus estudios
médicos que había comenzado en Italia. Se decidió a ir a París para completar
sus estudios y adquirió gran celebridad como médico.
Descubrió
la circulación de la sangre, dando una descripción precisa de la circulación
pulmonar y de la transformación de la sangre venosa en arterial. En este género
de estudios, como en los teológicos, Servet demostró ser un espíritu osado y
poco respetuoso de la tradición. Publicó varios opúsculos en los que proponía
cambiar los viejos errores medicales por un nuevo método de su invención. Se ganó
la enemistad de todos los médicos, y volvió a Lyon, donde escribió los
comentarios de la «Summa» de Santo Tomás.
Por
esta época conoció personalmente a Juan Calvino, con quien discutió
violentamente cuestiones religiosas. Realizó varios viajes a Italia y vivió más
de un año en Vienne bajo la protección del obispo Paulmier, hombre liberal que
nombró a Servet médico de cámara. Pero su inquietud le hizo continuar de nuevo,
tomando parte en los debates religiosos; en 1540, Servet y Calvino escribieron cada
uno un libro en el que resumían sus teorías; el de Calvino fue la «Institución
Cristiana»; el de Servet, «La Restitución Cristiana». Calvino indujo a algunas
personas con las que Servet mantenía correspondencia a que denunciaran su obra
al inquisidor de Lyon.
Detenido, se disculpó de la acusación y la
instrucción fue sobreseída por falta de pruebas, pero, más tarde, al ser
presentadas por un adepto de Calvino varias cartas en las que se hallaban las
mismas proposiciones heréticas que se denunciaban, Servet fue detenido y
condenado a muerte. Escapó de la condena abandonando el territorio francés en
dirección a Italia pasando por Ginebra, donde vivía Calvino y donde fue
reconocido y preso. Calvino se ensañó predicando contra Servet, presionando en
el consejo la votación para que aquel fuese quemado. Nada pudieron hacer los
amigos de Servet en las 11 sesiones que duró la causa.